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A VUELTA S CON LA E SCA TOLOG IA CRISTIAN A 327 vertiente escatológica: la realizada ya en El y la que se realizará en el mundo al final de la historia. Las enseñanzas directas sobre la «puerta estrecha», «la visión de Dios», la «grande recompensa», la «vida eter­ na», la «gehenna del fuego»... dan una perspectiva esencialmente esca­ tológica a toda la predicación de Jesús. Lo mismo se puede afirmar de muchas parábolas que ilustran el dato de la escatología individual. De manera explícita y directa afirma Jesús la resurrección de los muertos, fundamentándola en el poder de Dios, para quien todos vi­ ven. (La tentación de una escatología presentista estilo Bultmann no tiene base suficiente ni siquiera en san Juan). Las cartas de san Pablo, dentro de la dificultad para coordinar todos sus matices, ofrecen un panorama escatológico bien definido para la vida del cristiano: Hay que vivir según el modelo de Cristo en vistas a comparecer algún día ante su tribunal. Y tocante a la escatología par­ ticular, entiende la propia muerte como entrada a estar con el Señor. Peregrinación hacia el descanso final, al que se accede por la mediación de Cristo, que es «ayer, hoy y por siempre»: tal es el significado cris­ tiano de la vida según la carta a los Hebreos. En el marco del cuarto evangelio las cartas de san Juan presentan a Jesús como abogado ante el Padre mientras caminamos lejos del rostro del Señor hacia la con­ sumación en la gloria, en que seremos semejantes a El porque le veremos tal cual es. Esta es la promesa: la vida eterna. El Apocalipsis es libro eminentemente escatológico: la historia hu­ mana es una confrontación de los discípulos de Cristo —de su Iglesia— con las fuerzas del mal. La idea central es que ya ha llegado el Reinado de Dios y de su Cristo, aunque el hombre tenga que seguir luchando para asociarse a esa victoria. Es un libro de esperanza y exhortación a la perseverancia hasta la llegada inminente del Señor. El conferenciante bíblico dejó constancia de que, siendo el lenguaje del símbolo y la imagen el único modo para acercarnos al mundo de lo trascendente, la escatología del NT, que parte del hecho de la Resurrección de Jesús y sus enseñanzas, es bastante más sobria que la judía. La variación de énfasis en la escatología testificada por la Sa­ grada Escritura surge siempre de una fe coherente en Dios, Salvador de los hombres en Cristo, vencedor del pecado y de la muerte. Esto exige un realismo que no puede volatilizarse en razonamientos estrechos. Junto a la diáfana afirmación de la resurrección y juicio en la parusía, se deduce también del conjunto de los textos del NT que habrá una retribución intermedia antes del fin de los tiempos. Y no se olvide

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