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6 4 4o. Que os améis unos a otros para que el Señor os conceda la gracia de misio­ nero apostólico y después el martirio. 5o. Y por último, que no seáis holgazanes, porque de la ociosidad depende todo mal, y nuestro Seráfico Padre tenían gran odio a los frailes que les gustaba trabajar poco en el camino espiritual; grabad esto en vuestros corazones y el Señor os comuni­ cara lo que será necesario para que seáis el consuelo del Rmo., que tanto se sacrifica por vosotros, que me da compasión de ver en tantas ocupaciones que tiene ir detrás de vosotros como si no tuviera otro quehacer, quitando a su cuerpo algunas horas de descanso. Adelante, Rmo. P., que las lamas piden pan y no hay quien les dé; adelante, y ensanche ese corazón que por mucho que lo ensanche siempre tendrá necesidad de ensancharlo, porque el campo es grande y tiene mucho trabajo. Perdóneme, Padre mío, lo mucho que le hecho sufrir y lo mal que le he correspondido a las muestras de cariño que me ha mostrado y sobre todo en haberme escogido para esta misión te­ niendo tanto hijos que lo merecían más que yo; gracias le doy por todo y le prometo que de hoy en adelante he de trabajar con todas mis fuerzas para ser Santo, que los beneficios que tengo recibidos del Señor me están continuamente diciendo que me haga Santo, que la Religión no tiene necesidad de otra cosa, que haya más o menos número de religiosos no se le da mucho, pero sí de que salgan muchos Santos,que es el resplandor de la Orden, como lo son los que viven en el cielo cuya memoria vive en la tierra y el nombre de Dios es glorificado por sus siervos benditos. Viva la virtud y mueran los vicios; viva la mortificación y muera el regalo para que crezca el amor de Dios, que es el único regalo y la gloria en la tierra y preparación para el martirio, porque Dios no concede fácil esta gracia al que mira su carne con demasiado regalo, que es gracia de Santo, que ha de volar al cielo. El Señor y maría Santísima nos aniden, si el Señor lo tiene dispuesto así para que después de esta vida veamos a Dios cara a cara, que es lo que yo deseo para vuestra Rma. y todos los hijos de nuestro S. P. San Francisco, así sea su indigno hijo que postrado le pide la bendi­ ción. Fr. Rafael María de Rafelbuñol. Viva María. Rmo. P., ya sabrá cómo mi mamá murió el 5 de diciembre; por amor de Dios encomienden a Dios su alma. •k Je Je Je

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