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Vida Religiosa y Espiritualidad fuesen bascongados, excluyéndose los de cualquier otra pro­ vincia o reino, para que en ningún tiempo se perturbe la paz entre los religiosos por la variedad de las naciones, a la cual es consiguiente moraliter la división” . 268. No deja de ser interesante el dato de que el nivel de perseverancia de ios que ingresaban fuera elevándose con el tiempo, al menos en la provincia de Navarra, en la cual recibie­ ron el hábito, de 1655 a 1834, 1.417 candidatos, de ellos 1.075 para coristas y 342 para legos;'profesaron 881 coristas, el 81,9 ° l o y 269 legos, el 78,6 ° l o. En el siglo XVII la perse­ verancia de coristas fue del 78,2 ° l o y la de los legos del 70,7 ° lo; en el siglo XVIII, del 79,6 °/o y del 76,1 °lo respec­ tivamente; y de 1790 a 1834, del 89,6 °/o y del 95,2 ° l o. ¿A qué obedeció el fenómeno: a criterios más anchos de selec­ ción, a motivos de salud por razón del aligeramiento en el ri­ gor de la observancia, a causas sociales? 2. Foimación de los novicios. 269. El aspirante pasaba algún tiempo en el convento, ves­ tido de seglar, asistiendo a todo con los novicios, hasta la ves- tición del hábito. Las Constituciones de la Orden exigían diecisiete años para el que iniciaba el noviciado como clérigo y diecinueve si era para lego. 270. Desde el momento de su ingreso el joven quedaba “debajo de la dependencia y enseñanza del maestro” , al que correspondía “ la instrucción, enseñanza y probación del hom­ bre interior y exterior” . El novicio debía “ tenerlo én lugar de su madre, comunicándole con confianza hasta el más mí­ nimo secreto de su corazón, cuanto y más las tentaciones y sugestiones del demonio” . 271. El Ceremonial de Andalucía hace en estos términos el retrato del buen maestro de novicios: “Debe tratar a los novicios como hijos, con gravedad afable, con 163

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