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HISTORIA DE LOS CONVENTOS CAPUCHINOS pronto la comunidad alcanzó el número de unos veinte. La población les hizo llegar pan, carne, pescado y verduras, según cuenta el P. Esteban en carta a su hermano Martín de 20 diciembre 1877. Era la veneración de los sanluqueños -escribió, en 1883, en El Mensajero Seráfico el P. Saturnino de Artajona. La veneración del pueblo y de los religiosos al P. Esteban, hicieron que el comisario P. Llerena, lo dejara nombrado guardián del nuevo convento a pesar de su resistencia. La reconstrucción y reparaciones del inmueble supusieron grandes esfuerzos que se completarían en 1899 con la adquisición de la huerta. En un principio se estableció aquí el noviciado hasta que entró de Comisario el P. Joaquín de Llevaneras, en 1881, quien en la primera definición celebrada en Fuenterrabía, lo suprimió. Durante la república el convento fue asaltado y saqueado por las tur­ bas el 12 de mayo de 1931, causando grandes destrozos en el mismo y en la huerta e incendiando parte del edificio. Doce días estuvo el convento en poder de la autoridad civil, después volvieron los religio­ sos. El P. Sebastián de Villaviciosa, estudiante de filosofía entonces, nos dejó escrito un precioso testimonio sobre este asalto, y que él tituló Un capítulo de nuestra Historia (1931), que se encuentra recogido en la documentación sobre los mártires de Antequera, perteneciente al Archivo Provincial. Un poco largo para la finalidad de este escrito, pero es toda una joya que vale la pena darlo a conocer aquí: UN CAPÍTULO DE NUESTRA HISTORIA (1931) El triunfo de la segunda república española puso en estado de alarma los conventos andaluces, por no haber ocultado sus proclamadores las ideas antirreligiosas que los animaban, y en la propaganda electoral haber prometido llevarlas a su injusta realidad social. O

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