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P. JERÓNIMO DE ZARAGOZA El P. Jerónimo de Zaragoza, uno de los primeros religio­ sos que formaron la provincia de Aragón, fué de ilustre pro­ sapia, puesto que sus padres descendían de la nobilísima fa­ milia de Ciprés, una de las más ilustres de Zaragoza y aun de todo el reino de Aragón. Fuera de ésto, nada sabemos de su vida seglar, ni del tiempo en que ingresó en la Orden, ni de sus primeros años en ella. Solamente nos dicen los manuscritos, que si fué ilustre por lo esclarecido de sus as­ cendientes, no lo fué menos por el conjunto de todas las vir­ tudes de que estuvo adornado; esto es, por su paciencia, nun­ ca bastante ponderada, en sobrellevar todas las adversidades de esta vida, así como por su humildad en el ejercicio de todos los oficios aun los más bajos y abyectos del convento; por sus ayunos, casi continuos durante todo el año, olvidán­ dose hasta de tomar el alimento necesario, así como por su altísima pobreza y por el candor v pureza de su conciencia. Resplandecieron en él las virtudes como un ejército orde­ nado en batalla. Llamaba la atención su admirable peniten­ cia, puesto que laceraba su cuerpo diariamente con discipli­ nas de hierro hasta la efusión de sangre, y continuó en este cruel modo de azotarse y flagelarse con gran tesón, hasta los últimos días de su vida, y eso que llegó a muy avanzada edad, üe esta manera, este valiente y generoso soldado y atleta de Cristo, corría id logro v conquista de su fin, no como a cosa incierta, o en expresión del apóstol, como quien azota el aire, sino que castigaba de veras su cuerpo y lo reducía a la ser­ vidumbre y esclavitud del espíritu. A las flagelaciones y ayunos con que se esforzaba en do­ mar su carne, a fin de salir victorioso de sus halagos y ten- — 119 —