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XII ANARQUIA COMUNISTA ?. LECCIONADOS los Misioneros con tan tremenda expe– .fi rienda, procuramos en adelante mantenernos fuera del alcance de la furia comunista. Nuestra vida se convierte en una serie de continuas fugas y sobresaltos. De nuevo, el presupuesto de avances de la Prefectura es absorbido por las devastaciones de las hordas. No tenemos más remedio que limitarnos a mantener en vida las obras establecidas, e impedir a toda costa el retroceso. La marejada comunista se desbordaba arrolladora por todo el O. y N.E. de China. A la pasajera ofensiva de las tropas del Gobierno contra los Rojos del Norte del Kansu, sucedió una invasión general del país por otro ejército comunista que subía de Szechuan, provincia ve– cina, situada al Sur del Kansu. Era en agosto del año 1935. Los Cnpuchinos alemanes del Vicariato Apostólico de Tsinchow se dispersaron; sus Seminaristas .y Religio– sas huyeron a Sianfu, capital de la provincia de Shensi. Los Rojos, después de saquear el Vicariato de Tsinchow, penetraron, triunfantes, en nuestra Prefectura de Pin– gliang. Los Padres destacados en las Estaciones Misiona– les del Sur, llegaron a Pingliang, perseguidos de cerca. Ante el inminente peligro, pareció prudente al P. Prefec– to que las Monjas de Pingliang huyeran a Sianfu, donde

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