BCCCAP000000000000000000000171

38 P. GULINA en que iba a quedar la Misión, si daba lo que los Comu– nistas pedían, y se negó firmar la carta presentada por los comunistas; pero, ante las terribles amenazas, no pudo menos de firmar. Luego escribió una carta a los Superio– res manifestando su voluntad sincera de que no se les entregara ni un centavo más, pues no se podía fiar de ellos. Estaba dispuesto a morir cuando los rojos quisieran. Mientras se sucedían los mensajes entre el Cuartel General de los Rojos y los Misioneros, el heroico Misio– nero probaba uno tras otro los tormentos con que la fiera roja se recrea en sus cautivos. Solamente el temple auténticamente franciscano del Misionero y su carácter de acero pudieron hacerle capaz de resistir, sonriente, la terrible prueba. Caminó, día y noche, sin descanso por los senderos nevados o enfanga– dos de la montaña, agotado por el hambre, medio des– nudo ... - ¡Cómo celebra en sus "Memorias" sus raterías de bollos o patatas crudas, y aquella piel de cabra que tan– tos enemigos le creó! ... Fué escarnecido públicamente por católico, azotado tres veces al modo chino, suspendido de un árbol por ~os antebrazos cara al suelo; sometido finalmente a un simu– . lacro de degüello para diversión de los cabecillas ro– jos ... etc. etc. El 5 de enero de 1934, durante una carga de la caba– llería del Gobierno de Chankaishek contra los Rojos, des– pués de correr varias horas asido a la cola del caballo de su verdugo, pudo rezagarse a los fugitivos y presentarse a los soldados libertadores que le condujeron a su Esta– ción Misional de Kingyang.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz