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La vocación definitiva estaba decidida. Aquel Capuchino joven y simpático babia servido, probablemente sin darse cuenta, de eficaz medio a la divina Providencia para marcar el rumbo definittvo a los dos devotos peregrinos; primero al uno, y, andando el tiempo, re– sueltos algunos problemas de familia, al otro. Efectivamente, el 4 de noviembre comunica a sus padres la reso– lución tomada de quedarse en los Capuchinos de Lecároz para abra– zar la austera vida seráfico-capuchina. 4:Mls q~eridisimos padres: Supongo que a estas fechas habrá llegado a ésa Losada, y les habrá enterado de mis propósitos. No quise ,participárselos yo directamente, en primer lugar por ir <preparando el terreno para hacer menos brus– ca la so!1presa, y en segundo lugar, porque de palabra se puede ex– plicar todo mejor; y siendo una persona que, como Losada, ha hecho aqui vida de convento, puede dar a ustedes una porción de detalles para pintar con exactitud la vida religiosa, que por fuera parece tan repuistva, tan dura y tan sin sentimientos, y por dentro es un ver– dadero paraíso. Yo mismo, a pesar de tener de ella un concepto muy favorable, no la creía tan llana, tan fácil y tan feliz... Vengo pen– sando hace mucho tiempo sobre mi porvenir y estado definitivo; lo he repensado mucho desde hace más de quince dias; he hecho experiencia de la vida religiosa, y cada vez me convenzo más de que he tomado la más acertada resolución que podía, dado mi carácter, mis ideas, mis gustos y mis aficiones. Dios me ha conducido aquí después de una serie de raras coincidencias e inesperados sucesos, ya que basta ahora, sin duda por falta de valor y resolución, anduve siempre fluctuando y vacilando, sin decidirme a un lado ni a otro. Tenía una gran dificultad, y era el cariñ.o de ustedes; pero, bien mirado, ~ste no se amortigua, sino que, por el contrario, se agranda y eleva en el estado religioso: me parece que nunca les he querido tanto como ahora. Si ustedes sienten la separación, figúrense cuánto me habrá hecho sufrir a mí este pensamiento. Pero ¿no nos separa– riamos si me dieran una colocación en otra parte? Y ¿qué mejor colocación que ésta, con la cual tengo cubiertas mis necesidades para siemp:-e y satisfechas mts aficiones favoritas? De todo esto y de mucho más, que sería largo describir, supong.o les habrá hablado Losada con el acento de sinceridad de quien está persuadido firme– mente y conoce por experiencia aquello mismo de que habla; lle– vando al ánimo de ustedes la conformidad con mi resolución, que es la única que puede hacerme feliz en este mundo. Y esto Sin hablar desde el punto de vista espiritual y de· las cosas de ultratumba. Espe– ro con ansia carta de ustedes, y en cuanto reciba su contestación, consentimiento y bendición, que rendidamente les suplico, haré las 83

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