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el 23, dándole cuenta de lo felizmente que realizan la pereg.rinación. «Mañana---escribe-, de madrugada saldremos para Barcelona. Posa– mos junto a la «Pilarica», en una casa muy buena que conocía Lo– sada. La mesa estaba presidida por un padre Capuchino muy joven y muy stmpático, que está estudiando en esta Universidad.» En Zaragoza s.e unieron a otros peregrinos, hasta 80, partiendo para Barcelona y luego ·hacia la ca~pital del Orbe católico. Desde Roma escribe a la familia varias cartas y tarjetas dando noticias interesantes de las bellezas de la Costa Azul, de Italia y de Roma. <<El trayecto de Cannes, Niza, Mónaco y Montecarlo es deliciosisimo. Apenas puede concebirse mayor belleza natural en el paisaje, n~ ma– yor arte en la mano del hombre ¡para hacer agradable la vida con edificios suntuosísimos y vergeles en que se desarrollan y florecen las plantas de todos los climas de la tierra, singularmente los tro– picales. En este país privilegiado por su posición al Mediodía reina perpetua primavera... Italia está muy poblada y tiene bellisimas poblaciones. Desde Ventimiglia hasta Roma venimos casi siempre a orillas del mar, de un mar transparente, azulado a distancia con el purísimo azul y el cielo de Italia, más c1aro hacia la orilla y blan– co al perderse en la playa con su festón de espumas. Nada hay de exageración en lo que digo. La poesía es descolorida expre~ón de las bellezas del suelo y del cielo de Italia. Nunca he vi·sto jardines como los bosques de Italia, ni mar como el que lame los terraplenes de la vía férrea de Ventimiglia a Génova. De Roma muy poco puedo decir. He visto muchas cosas, pero muy poco de lo muchísimo que en ellas hay que admirar. Mañana comenzaremos las visitas reglamen– tarias a las bas.mcas... Hoy tuvo lugar la recepción solemne en el Vaticano (en la basílica). El entusiasmo fué indescriptible. Vivas y aclamaciones frenéticas acogieron la llegada del Padre Sa,nto. Es un espectáculo que nunca se olvida. No había ojos secos.» (27 de septiembre de 1900.) Los devotos peregri-nos estuvieron al regreso en el santuario de Lourdes, y para el 12 de octubre los encontramos en el valle de Baztán (Navarra), pasando luego al convento-colegio de los padres Capuchinos de Lecároz para hacer ejercicios espirituales, eomo se lo comunica a su padre el 22 del citado mes de octubre. <<Y, al fin, después de haber visto muchas de las cosas más notables del mundo, nos hemos decidido ambos compañeros de viaje a hacer ejercicios espirituales para asegurar más el fruto del Jubileo, y al efecto nos hemos venido al convento de Capuchinos de Lecároz, que casi nos cuadraba en camino, pues sólo dista de Irún cuatro horas de auto– móvil, y que es la residencia de aquel padre Capuchino que fué" nuestro compañero de fonda y nuestro guia en Zaragoza.» 82

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