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trabajaba mucho y era muy silencioso. Cultivaba toda la huerta, {lue es muy grande; con las mulas araba la tierra, cultivaba los fru– tos y las frutas, los recogía para la comunidad, cuidaba los anima– les y en tiempo oportuno los mataba para utilidad de los niños se– ráficos y de los religiosos. En una palabra, lo hacia todo. Pero no obstante ese oficio de tantos cuidados y atenciones constantes, en la cocina para lavar la vajilla y asear la cocina, era fray Gabriel el primero en entrar y el último en salir, trabajando con la misma fidelidad que en la huerta, siempre sacrificado para el trabajo. »Cumpliendo el mandato de nuestro padre San Francisco, con el perseverante trabajo unía el espíritu de orac!ón y devoción, acu– diendo el primero al coro en los actos de comunidad. Los domingos, menos cal\gado de trabajo, pasaba la mayor parte del tiempo de los mismos en devotos ejercicios de piedad. Era fray Gabriel un reli– gioso fervoroso, observante, abnegado, cumplidor de su deber, tra– bajando con fidelidad y orando con devoción.» (Fray Próspero de Valle.) «Fray Gabriel era muy trabajador y fiel cumplidor del deber y muy p1adoso. De carácter fuerte en sus primeros ímpetus, pero se vencía, y nunca tenía largas discusiones o reyertas con los otros re– ligiosos. Siempre se distinguió por su devoción y recogimiento, dán– donos a los demás ejemplo de estas virtudes por él vividas. Recuerdo que siendo yo niño, en el Seminario de El iPardo ya le vi, sobre todo los domingos, en el tiempo más libre para él, recogerse en la capilla 'Y all1 orar largos ratos. Estaba dedicado al trabajo de la huerta y cuidado de los animales, oficio que desempeñaba a la perfección, con gran espíritu y con extraordinario amor al trabajo, siendo ésta su virtud característica.» (Padre Ludovico de Pesquera.) Este es el sentir de cuantos religiosos convivieron con el fervo– roso, ejemplar y trabajador hermano fray Gabriel de Arósteg.ui. Supo interpretar maravillosamente y vivir el espíritu del seráfico _padre San Francisco, quien en su Regla estampó las siguientes tex– tuales palabras: «Los frailes a los cuales el Sefí.or dló gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamente, de tal manera que, echada fuera la ociosidad, que es enem1ga del ánima, no maten el espíritu de la santa oración y devoción, al cual espíritu las otras cosas tem– porales deben servir» (cap. V). Fray Gabriel había recibido desde temprana edad del Señor la gracia de trabajar, y por eso trabajó, ·especialmente siendo religioso, fiel y devotamente, echando fuera la ociosidad, engendro de muchos vicios; uniendo en intimo con– .sorcio el trabajo, la devoción, la oración, la vida intensa de piedad. Su profesión solemne tuvo lugar en el convento de El Pardo el 6 de enero de 1918. 317

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