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apetecer el paciente, al mismo tiempo que los cariñosos consuelos apoyados en motivos sobrenaturales. Un año, más o menos, duró el hermano enfermo, manando pus por todos los poros del cuerpo. Una noche agravóse la enfermedad a tal punto, que lo puso en trance de muerte. El padre Ramiro le administró todos los sacramentos, le ayudó él solo a bien morir, y ya muerto, él le amortajó también solo ,encomendando después su alma al Señor, hasta que al día si– gu1ente ya tuvo ocasión de ser acompañado. Fray Pedro se percató muy pronto de la caridad del buen padre Ramiro, pues cuando otros' religiosos iban a verle se hacía leng.uas del carifí.o, amabilidad, soli– citud y espíritu de piedad con que le asistía en lo material y le confortaba espiritualmente. (Padre Aurelio de Pereña.) Durante el tiempo que el siervo de Dios ocupó la Vicesecretaría trabajó también en el Archivo Provincial de la Orden para orde– narle, notándos'e especialmente su labor metódica y perseverante en la parte moderna del mismo Archivo, ordenando y catalogando mu-: chos documentos, como en la obra citada asegura el padre Carro– cera, quien desde hace tiempo desempefí.a el mismo cargo. IV Religioso ejemplar.-Amante de las leyes de la Orden. Sencillez Franciscana.-Espiritu de laboriosidad.-De– voto en sus actos.-Director de catecismo a pequeñuelos. El presente epígrafe queda ya bien comprobado en páginas ante– riores; pero, para edíficación de los lectores, insisto trayendo nue– vos razonamientos, apoyados en testimonios de qUienes largamente le trataron, viviendo en comunidad con el siervo de Dios. Para unos fué el padre Ramiro religioso lleno de bondad en todas las cosas. Se veía siempre afable y sonriente con todos, no obstan– te estar afectado por una molesta enfermedad del riñón. Era muy sumiso a los superiores, trabajador y entusiasta por las cosas de la Orden. También fué muy amante de la opservancia regular. (Padre Cándido de Vifta'l}o.) El padre Ramiro era muy observante y hasta meticuloso en el cumpltmiento de sus obUgaciones. Asimismo era t ambién muy su– frido y nada exigente. Por su carácter bondadoso fué siempre servi– cial para todos .sin excepción, complaciendo a los religiosos en cuan– to podía. Guardaba g-.ran veneración a todos, e~pecialrnente a los Superiores. Igualm€nte usaba de gran modes+ia y mansedumbre en 243

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