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Graja! y fray Diego de Guadilla. Sólo incluyo aquí las primeras; las ·otras se inclutrán en las notas biográficas del último. Sintiéndome enferma en una pierna, por cuyo motivo me dijo el doctor no estuviese de rodillas más, yo comprendía me hacía mucho daño arrodillarme. El 27 de diciembre, traslado de los cadáveres del barco le pedí al reverendo padre Ambrosio me concediera del Señor la gracia de poder arrodillarme, y en pocos días, sin ningún medi– camento, me sentí bien de todo, sin volver a senttr ninguna molestia., (Elisa.) «Un familiar mio vivía alejado de Dios; encomendé su conversión al padre Ambrosio. Habiéndola conseguido, cumplo la promesa de publicar dicho favor en El Santo., (J. Polo.) «Aceión de gracias al padre Ambrosio. Estuve cuatro meses con inflamación dentro de la nariz, causándome grandes molestias. Con– sulté con el médico, y no le dió importancia; mas yo cada dia estaba más intranquila, temiendo grandes consecuencias. Con gran confian– .za me encomendé al padre Ambrosio, y todas las molestias desapa– recieron rápidamente. Agradecida cumplo mi promesa para gloria del mismo.> (Josefa Vega Alvarez.) «Encontrándose una persona bastante mal de salud, a quien yo estimaba mucho, hice durante un mes la novena al siervo de Dios padre Ambrosio de Santibáñez, p1diéndole me alcanzara del Señor .su curación. Como se encuentra mejor y confío se ponga bien del todo, cumplo lo prometido para ayuda de su beatificación.> (Julia Prieto.) «Por una acción de gracias, recibida por intercesión del padre Ambrosio; y espero alcanzar otra. Una amiga mia también le está pidiendo otra no menos importante. Que él nos oiga.~ (J. V. de Va– lero.) «En un número de nuestra revista (El Santo) lei que se había iniciado el proceso de beatificación del padre Ambrosio de Santi– báñez, asesinado por los rojos. Yo me encontraba en un estado inútil que me impedía calzarme solo, por haber sido operado de fijación de cadera, y de tener tanto tiempo la •escayola, perdí el juego de la ro– dilla que me hacía falta para poderme valer yo solo. Yo recurrí al -padre Santibáñ.ez (pidiéndole) que me alcanzara el favor de poderme calzar yo mismo, pues de otra manera me impedia salir fuera de casa... Pues, yo lo atribuyo al padre Ambrosio, que me encomendé a él, y se me vino la idea de proporcionarme unas botas con hebillas; y de esta manera vengo haciéndolo yo mismo. Pero para mi no hay otra que me iluminó Dios Nuestro Señor por intercesión del padre Santibáfi&Z.» (Evangelista García.) «Muy agradecida po:: haberme librado de un mal grave, le adjunto 176

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