BCCAP000000000000125ELEC

ANUARJO MISIONAL Cattq111z1ado • loa bermanos l1drone1 alumnos del liceo de Huo-sui; todos los cuales saben perfectamen· te que la tierra es mucho más pequena que el sol y que no cesa de dar vueltas en derredor de este. Los profesores y alumnos por m1 aludidos asintieron a mis palabras, pr::>porcionándome en este caso particular un fácil triunfo. Durante nuestra cautividad tuvimos mu· chas conferencias o colaciones de esta naturaleza, casi siempre a las altas horas de la noche y agrupados en torno de la amable fo· gata. 46- Los sin Dios Las blasfemias más horrendas contra Dios se repiten entre los rojos como entre los católicos las jaculatorias indulgenciadas. A mis demostraciones de la existencia de Dios y a mis exhortaciones a amarle como a Padre y temerle como 11juez replicaban: •Guerra a Oiosl vamos a fusilarlel Nosotros estamos por encima de El, co– mo lo demuestra el hecho de que este misionero extranjero que dice ser ministro y representante suyo no puede nada contra nos· otros, y nosotros contra él cuanto nos venga en gana. Ved cómo está atado sin poder valerse ni menearse. Por qué no le ayuda su Dios? Por qué no viene a soltarle? Por qué no le dá de comer?• Cómo se repite la historial Aquellos sayones tomaban en su boca casi las mismas palabras con que insultaban los judíos a Cristo cru· ciñcado. Alguna vez llegaron a ordenarme, apuntándome con sus fusiles, que no creyese en Dios. Yo les contesté con tanta sereni·

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz