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ASUNCIÓN ESCRIBANO HERNÁNDEZ 8 nat. gracia LIX 1/enero-abril, 2012, 7-49, ISSN: 0470-3790 comienzo de estas páginas. Evangelio, como es sabido, procede de las palabras griegas eu angelos , que significan “buena noticia”. Y hemos de decir que, al principio del periodo apostólico, la buena noticia que transmitían los discípulos no era otra que el propio Jesús. Así, leemos al comienzo del Evangelio de Marcos (1,1) lo siguiente: “Comienzo de la buena noticia de Jesús, el Mesías, Hijo de Dios”. Al menos una década antes de escribirse estas palabras, Pablo, hacia el año 55, comenzaría también su Carta a los romanos aludiendo a ello cuando dice que “Dios, a quien doy culto en mi espíritu predicando la buena noticia de su Hijo, es testigo de lo mucho que me acuerdo de vosotros...” (1,9). Luego, a medida que quedaba atrás la generación apostólica que conociera personalmente a Jesús y sus enseñanzas pasaran a ser transmitidas de la tradición oral a la escrita, la buena noticia la constituirían aquellos textos que hablaban de Jesús, y de ahí la denominación de aquellos como evangelios. Pero al comienzo, y esto es de suma importancia, el Evangelio, la noticia en sí 1 , era Él. Me parece oportuno señalarlo desde el principio porque sirve para poner de relieve la principal desviación producida en la comu- nicación en general, y en la cristiana de un modo particular. En este sentido, y como característica de la comunicación actual, este hecho ha contribuido a la difuminación de la importancia de las noticias a favor de sus posibles interpretaciones, uno de los rasgos que carac- terizan, por otra parte, a la comunicación en nuestros días. Analizaré, en primer lugar, este rasgo que acabo de señalar y, a continuación, enhebraré algunas reflexiones en torno a los actuales procesos de comunicación que espero puedan servir a quienes tienen en la co- municación su ámbito de trabajo 2 . 1 “El narrador narrado”, como se ha referido a ello el teólogo G. GUTIÉ- RREZ, La densidad del presente , Salamanca, Sígueme, 2003, 66. 2 Me he acercado con anterioridad a este tema de las relaciones entre Comu- nicación y Cristianismo, desde las perspectivas pastoral y pedagógica respectivamente, en Hacia una pastoral de la comunicación. Cristianismo y medios de comunicación en la era de la globalización , en M. A. PENA GONZÁLEZ, J. R. FLECHA ANDRÉS y A. GALINDO GARCÍA, Gozo y esperanza. Memorial Prof. Dr. Julio A. Ramos Guerreira , Salamanca, Publicaciones Universidad Pontificia, 2006, 913-936; y Los trascendentales

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