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Esta vez tuve otra comprensión del /1 aceptar todo, excepto el peca– do" y compartí la cama acostándonos desnudos bajo el mismo mos– quitero. Este inquieto y rebelde líder me pareció un niño grande, nece– sitado de comprensión y amor. De todos modos, se durmió plácida– mente, arrullado por una oración: "Que el Señor nos bendiga, nos mi– re con misericordia y nos libre de todo mal. Amén". 6 de enero de 1977. Peigo ha madrugado pidiendo a su madre /1 cufü" para beber; es una bebida parecida al yagé o yocó de cofanes y secoyas. Después ha cantado una larga serie de letanías semitonadas. A pedido de ellos también yo canto algo y hago mi "chivo" (alijo) con el plástico, una manta y el mosquitero. En la /1 digintai" o shigra meto mis cuadernos, el pantalón y la camisa para poder salir a la civi– lización. Tomo una tacita de chonta desleída que me ofrece cariñosa– mente mi madre; me despido de las dos familias y nos ponemos en ca– mino hacia el oriente. Vamos Peigo, Araba y servidor. Los tres lleva– mos botas de agua y pantaloneta, y yo el Cristo al pecho. Araba toma mi 11 puñuna" (cama) y yo echo la shigra al hombro. La mañana está fresca y con neblina. Al adentrarnos en la selva, doy una bendición a la casa mientras entonó"Agur Jaunak", seguido del "Sachapi canquimi". Los camjnos son buenos; trazados maravillo– samente por una cultura selvática, milenaria, y avanzan serpenteando colinas y salvando aguazales. Agotamiento físico. Después de unas tres horas de andadura comienza a abatirme un gran agotamiento físico, que me obliga a frenar mucho la marcha. Nuestro capitán, Peigo, se impacienta, sin poder comprender lo que me pasa. El se adelanta, desviándose a dejar un fardo de cosas en su casa, que no debe de estar lejos. Descanso un rato, y cuando nos alcanza Peigo reanudamos el via– je. Las lomas son muy pronunciadas y frecuentes y mi cuerpo es ya una piltrafa: calambres a las piernas, mareo de cabeza, arcadas; tropie– zo frecuentemente, caminando como sonámbulo. En una de las subidas me arrecian los calambres, hasta hacerme ex– halar un lamento, y al poco tiempo vomito bilis. Tengo ganas de dar 52

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