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VIIT LABOR. MOR.AL ·BENEPICA Si es cierto, como afirma la Ver– dad Infalible, "que no sólo de pan vive el hombre", lo es también que:' sin el pan no puede vivir. De ah{ el dicho : pan y catecismo. Pan para el cuerpo y catecismo o reli– gión para el alma. Para lo segundo se procuró aten– der ya desde un principio, medía n– te la construcción de lugares des– tinados para el culto y para la ins– trucción religiosa ¡ para lo p rimero se realizaron las obras benéficas siguientes: a) Visita a domicilio. Se comenzó, primero, por cono– cer a fondo las necesidades de las fami lias, visitándolas y solidarizán- 34 dose con la misma pobreza. En k-.s frecuentes visitas del Padre a las familias consolaba a unas, alentaba a otras y animaba a todas, gran– jeándose asl la confianza de los más reacios. A través de equipos de catequis– tas organizadas se atendió a enfer– ll10S y necesitados, llevándoles, junto con la limosna material, un mensaje espiritual de aliento y con– suelo, y as{ se consiguió cre.1r un ambiente de solidaridad, de convi– vencia y de hermandad. Por medio de campañas de radio lanzó el Padre un SOS de urgencia a la caridad pública, e incluso llamó de puerta en puerta cuando se tra– taba de resolver casos urgentes e inaplazables. Esta acción benéfica en favor de los necesitados no se limitó al ba– rrio de Las Carolinas, s ino que se extendió a varios otros, tales como Cuevas Cle Mam:anares, La Celsa, Los Polvorines, Santa Catalina y Orcasitas... Numerosas familias se beneficia– ron con alimentos, ropas, medici– cinas y enseres domésticos. Y así no pocas de aquellas pobres gentes,

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