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y que corresponden, cooperando con los auxilios de la suya, guardando su divina ley, da este don de la perseverancia. De este divino don creemos píamente hizo Dios favor a su fiel siervo el P. Fr. Pedro de Perales, pues habiendo sido todo el espacio de su vida de más de cien años, ios más de ¡a suya pasó en servicio de Dios, en la casa de su Religión, empleándolos todos en su amor y servicio, tan constante y fiel siempre en el suyo, que no sólo no volvió un paso atrás, pero siempre caminó sin parar a más alta perfección, con el entendimiento muy alumbrado, con luces claras de la suma verdad, y con la voluntad encendida en el amor de la divina bondad, y con un odio a sus ofensas, que no sólo detestaba las graves, pero aún las más leves aborrecía, durando en esta fidelidad constante hasta que dejó la vida; con que piamente presumimos de la bondad infinita de Dios le concedió el don de la perseverancia, con que coronó sus méritos ganados en tantos años de su servicio, con la corona de su gloria. Fue el P. Fr. Pedro natural de Perales, lugar en Castilla, en el Reino de Toledo, de familia muy honesta y hoy honrada. Siendo mozo fue a servir al emperador Carlos V en las guerras de Flandes; después, el año [espacio en blanco ] vino a las de Granada, con el señor don Juan de Austria, en servicio de la majestad del rey nuestro señor Felipe II. Con deseos de servir a mejor señor, trocó las armas y milicia temporal con la espiritual, para servir a Dios en la de la Religión. Tomó el hábito de la del beato Juan de Dios, que había poco que había instituido en Granada la suya; aquí sirvió en los hospitales a los pobres enfermos, empicándose en el caritativo ejercicio de curarles y administrarles todo lo necesario. Después, con deseos de mayor perfección, se pasó a la Orden de nuestro seráfico Padre en la congregación de los padres descalzos de España, en la Provincia de este Reino de Valencia, donde por su ejemplar virtud y grande caridad hizo el oficio de enfermero en el convento de San Juan de la Ribera, (que así se llama ei que estos padres tienen en la ciudad de Valencia), donde hizo también en la misma ciudad el de limosnero, con mucha edificación y satisfacción de los de ella y crédito de su Religión. 188

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