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3 2 No nos admira que queriendo V. R. ser, como lo debe en conciencia, inflexible en exigir la observancia de las Ordenaciones Generales y Manual Seráfico halle algu­ nos pocos adversarios. Porque el amor propio, el falso celo, la vida pseudoseráfica que se forma por el capricho personal de alguno y no por las leyes de la Orden, vida que en consecuencia a pesar de las apariencias y palabrerías no es ni puede ser seráfica, y todas las demás pequeñeces y falsos criterios de los que no tienen la grandeza de alma de pensar que el capuchino más sabio y más prudente, es falso sabio y falso prudente y falso celador de la Religión, cuando bajo pretextos, que ei diablo reviste de austeri­ dad o piedad, etc., quiere anteponer su juicio y su gusto y sus inclinaciones a las leyes de la orden realmente vigentes y a los mandatos de Roma claramente conocidos, etc. etc., todos estos casos hacen que las leyes disgusten a los que están acostumbrados o a ignorarlas o a obrar según su gusto y dictamen, y quieren perseverar en su espíritu privado y propio juicio engañándose a sí mismo y a los demás. Por esto repetimos a V. R. que sea firme y sin humanos respetos en asuntos le­ gales y de Manual, porque el bien o ei mal de la Provincia naciente consistirá en la fi­ delidad o negligencia en la legalidad canónico-capuchina. Ya, pues, que los Superiores locales de esa no dan a su Comunidad la cantidad de pitanza de carne acostumbrada en los demás conventos y son escasos en la calidad de alimentación y su cantidad, con gravísima responsabilidad ante Dios y ia Orden de la pérdida de salud de la juventud y otros que se quejan amargamente, y con razón, de que en Orihuela son menos atendidos en la alimentación y peor alimentados que en todos los demás conventos, lo cual ha empezado a desesperar a algunos y a darles ideas de volver al Egipto del mundo, queremos y mandamos que V. R., dejándose de contemplaciones con los dos dichos Superiores locales, exija con todo rigor y constan­ cia: I o. Que se dé a todos los religiosos y proporcionalmente a los niños la misma cantidad de carne, huevos, bacalao, etc. que en los demás conventos, advirtiendo que un kilo de carne no puede absolutamente haber pitanza de carne para diez personas, aunque sea para una sola de las dos comidas del días; y que el querer que un kilo sirva para diez o más personas en la comida es burlarse de la salud de los frailes, e in­ currir en grave responsabilidad por el daño físico y moral que con tan pequeña pi­ tanza se les causa; y que 110 valen las excusas de que se les da legumbres y otros vege­ tales en abundancia, pues necesitan en Orihuela plato de verdadera substancia como en los demás conventos. 2o. Que los días de vigilia no sean en Orihuela más que en los conventos de España. 3o. Que V. R. mande personalmente a los legos a la limosna y les declare pueden durar en ella los días necesarios para recoger lo que convenga al convento, sin que in­ terrumpan la correría a capricho del Superior local. Todo esto ahora y siempre que V. R. vea que por descuido del Guardián o por límites indébitos que él ponga a los li­ mosneros, éstos no pueden recoger lo suficiente. Procure también se les den bastantes estampas para los bienhechores, conforme se practica en los demás conventos. V. R. vigile con frecuencia lo que se da a los frailes, vea la cocina, etc., por que saius fratrum es hoy por hoy en esa una ley gravísima. Ya sabe V. R. que goza de nuestras confianza. Sea, pues, firme y vigile. Afmo. p. y s. en Xto. Fr. Bernardo de Andermatt, Min. Gl. Cap.

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