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17 s um is ió n y a p r o b a c ió n de entendimiento a io que Roma con ello ordena. Como amigo le decimos esto con llaneza, no como Proc. General, Por esto le exhortamos a no usar frases que por quien no supiere su buen corazón , podrían parecer extrañas y poco laudab le, com o decir que estos sacrificios "son de tal naturaleza que quitan entera­ mente la vida a esta Provincia naciente". Estas palabras nos han afligido como afligieron a N. Rmo. P. General otras seme­ jantes después que con tanta condescendencia daba tantas explicaciones sobre las ne­ cesidades en que se vio sobre Colombia y Carolinas, No debe nadie inferior al P. Genera decir cosas que ,a pesar de la buena intención del que las escribe, parecen de­ cir indirectamente: "Padre, con lo que nos exige V. Rma. mata a la Provincia". Hasta nos parece imposible que esto se piense de un General tan discreto y que p e r s o n a l­ m e n te conoce a la Provincia y a todos sus súbditos. Por su honor le suplico que se abs­ tenga de manifestar tanta amargura de corazón a Roma, que con tanta discreción obra en todo. Sepa que, para no aumentar vuestros sacrificios, hasta el m ismo Papa hemos expuesto vuestro pequeño personal, y que hemos hecho y hacemos muchísimo más de lo que creen en Toledo para que no fueseis obligados a muchísimo más de lo que se os ha pedido. Por esto sienten con razón en Roma que en Toledo se aprecien tan poco las razones altísimas e ineludibles que ocasionan los envíos de Misioneros: y tememos que pierdan en número y calidad de vocaciones, si no son sinceramente c o r d e e t m e n te »ciertos de que Roma jamás les pedirá más de lo indispensable y que de esto no puede resultar mal real a la Provincia, sino muchos bienes. Fuera, pues, cálculos hu­ manos y verán pronto las bendiciones del cielo que sólo se conceden a los que obran con fe y a p ro b a c ió n d e lo q u e se o rd ena , mente et corde. Reciba, carísimo Provincial, estas palabras como de quien mucho le aprecia y sabe él de tiempo cuán adherido está a los Superiores generales, y que espera repri­ mirá en sus súbditos estas indiscretas desaprobaciones de lo que Roma ha d e b id o ha­ cer, máxime ante el proyecto de servicio militar obligatorio y la pretensión de otros religiosos a nuestro privilegio, ocupando puesto en nuestras Misiones, de lo que gra­ vísimos peligros correría nuestro porvenir. Cuando Roma ha exigido los Misioneros para Colombia lo ha hecho para librar­ les de otros sacrificios mucho mayores que se pedían por quien después de Dios está sobre todo poder y para asegurar vuestro privilegio de quintas amenazado por solici­ tantes inoportunos de otra y otras Ordenes. Si el amor a Roma es como debe ser, será c o n f ia d o y ciegamente os abandonaréis a lo que os digan y miraréis como un terrible engaño del demon io cualquiera idea de que vuestros Superiores Generales os sacrifi­ can y exigen lo imposible. Cumplidos los comprom isos, poco a poco llegaréis a tal punto que a penas la cuarta de los novicios entrantes y profesos irán con el tiempo a Misiones. Sacrificaos, pues, y en vez de contristar a Roma con indirectas amargas de sacrificios mortales, haced con vuestra pronto, alegre y gozosa sumisión más llevadera la pena del P. General, que por pura necesidad y después de haberlo considerado mu­ chísimo más de lo que parece a algunos de Toledo , os ha pedido lo que ha debido y lo que claramente exigían no sólo razones ineludibles sino la misma letra y mente de las Ordenaciones Generales de S. Visita, etc. Esperamos nos agradecerá este franco lenguaje y que cesará para siempre esta tristeza con que se hace lo que en Roma ordena en las Misiones, cosa que podría poco a poco formar en la Provincia un pestífero principio de crítica, examen y libertad en el apreciar lo que la Suprema autoridad de la Orden dispone con pleno conocimiento de causa y después de haber hecho más de lo que os pensáis ante la S. Sede y en

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