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8 2 Mucho siento este suceso nacido de un temor que no podía y no debía aten­ derse. He procurado excusar a V. R. y al P. Cornudella con las razones más oportunas y el Rmo., si bien reprueba altamente lo sucedido, se compadece de todo y admite cir­ cunstancias atenuantes, insistiendo empero en que nunca más se crea lícito un acto de tal naturaleza. Hará V. R. bien con escribir una breve y humilde carta pidiendo di­ simulo y excusa al Rmo. P. Com. General. Por lo demás esté persuadido que todo, todo, se arreglará sin que V. R. deba dar el paso que indica. Hablándole en el seno de la fraterna amistad le digo que su salida por dos años sería fatal para V. R. y su bella fundación religiosa; Io. porque al­ gunos frailes de buena o no buena fe tal vez le harían pasar por secularizado o ex­ pulso, y ya sabe que esto hace perder todo prestigio; 2o. porque los antillanderistas romperían todo freno y V. R. más o menos embozadamente sería atacado y ridiculi­ zado por algunos de sus periódicos; 3o. porque al querer aprobar en Roma su instituto la Santa Sede entraría en sospechar al ver que el fundador vive extra claustra y tal vez algunos ayudarían en denigrarle cerca de la S. Congregación y cerca de los Prelados que informaran; 4o. porque no es fácil que la S. Sede tolerase que V. R. andase con el hábito; y el vestido clerical sería fatal para V. R. como fundador de terciarias regula­ res; 5o. porque mis primas sufrirían mucho por ello; 6o. porque V. R. siempre sería después mirado con menos aprecio aun de sus amigos. Y si se tratase de seculariza­ ción temporal, ya sabe lo que dispone el último Capítulo General n° 43 (vea también el comentario del mismo en los Analecta ); y su Congregación y la Orden necesitan que V. R. no pierda prestigio. Por todas estas y otras razones, que espero darle de viva voz en Cataluña, se convencerá de lo imprudente, peligroso y mal aconsejado del paso que V. R. quiere dar. He visto y leído cuanto se arrepintió del suyo el P. [Cayetano de] Igualada. El remedio será fácil; pues Roma estará firme en defender la justicia y en con­ cederle cuanto reclame su salud y en hacer lo posible para que V. R. sea útil a sus Hermanas Terciarias. (Por lo demás la Congregación está cerrada hasta el 17). Yo, por celo de la Orden Tercera Regular y por tener en ella mis dos primas hermanas, deseo hacer para ella todo lo posible e impedir que se repitan cosas como las que me refiere sobre La Ollería y los ejercicios generales. En tales casos quedaba entonces el recurso a Roma; la Rda. M. debía hacerlo y le aconsejo haga escribir pronto a Roma a dicha Madre pidiendo a V. R. para los anuales ejercicios o viaje anual a Antequera y demás casas y poniendo la Congregación a los pies del Rmo. P. Com. Gen. (Vaya todo al Rmo. P. General), para lograr una bendición y como un primer acto oficial de la Orden. Y no crea le digo esto para interesar a V. R.; lo digo por pura convicción formada el año pa­ sado al hablar con la Rda. Madre. Si mis consejos no le tranquilizan, escríbame sin rodeos como hermano y tenga confianza en quien de veras se compadece de su situación y está cierto de remediarla pronto, porque ante todo quiere la verdad y la justicia in charitate. Y es su afmo. siervo y hermano en J. y M. Fr. Calasanz de Llevaneras. ie "k Je Je

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