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4 8 8o. En las recreaciones y paseos irán siempre juntos hasta que el P. Lector o el que presidiere haga la señal para dividirse en secciones de 5 ó 6 , presididas por los colegiales nombrados por el mencionado P. Lector, los cuales cuidarán que sus conver­ saciones sean siempre moderadas, edificantes y provechosas para el espíritu. 9o. Queda prohibido absolutamente a los colegiales hablar con los religiosos de la familia lo que pasa en cátedra, como defectos o aptitudes y toda comunicación con ellos. 10°. Tampoco andarán de una a otra parte, ni entrarán en las celdas de los de­ más, y en esto encargamos sean denunciados al P. Lector los que hicieren lo contrario. Si necesitaren alguna cosa la pedirán al P. Lector, quien se entenderá con el P. Guardián. 11°. Respecto de las cartas que recibieren o tuvieren que enviar, será siempre por conducto del P. Lector, al cual se las entregarán abiertas, excepto las que manden o reciban del P. Provincial, que en todo caso deben ir cerradas. 12°. El P. Lector está autorizado para reprender a los colegiales, imponer peni­ tencias, etc., fuera del refectorio. Debe prohibirles toda lectura extraña a los estudios que más bien puede disiparlos que instruirlos; y en una palabra, debe vigilarlos, diri­ girlos y gobernarlos con un cariño verdaderamente maternal, cuidando de que nada les falte y proveyendo todas sus necesidades espirituales y corporales. 13°. El primer domingo de cada mes harán día de retiro, terminando con la consagración al Sagrado Corazón de Jesús. 14°. En todas partes se portarán los colegiales con gravedad y modestia; la ca­ beza recta, los ojos bajos y las manos en las mangas. 15°. No harán penitencias, excepto las acostumbradas, sin nuestro consenti­ miento o el del P. Lector. Tampoco se ocuparán en oficios exteriores del convento, como limosna, portería, ni acompañarán a otros que salen de casa, excepto al P. Lector y Guardián. 16°. Todas las semanas darán un paseo largo en lugar retirado y cómodo, acompañados del P. Lector, quien prohibirá en todo caso que dos solos se separen de los demás. 17°. Con el fin de que los colegiales se acostumbren a ser claros, expansivos y sinceros con los superiores, todos sin excepción y por turno darán cuenta de concien­ cia al P. Director de todo cuanto pasa por su alma de bueno y malo, de todo cuanto ha­ cen y padecen desde la mañana hasta la noche, de cómo les va en todo, aun en cuanto al cuerpo, penitencias, tentaciones, oración, etc. Esta cuenta la darán por lo menos una vez al mes después del día del retiro. Mas aquello que tengan necesidad, acudirán al P. Director cuantas veces les ocurra, teniendo presente que esta cuenta es remedio eficaz para curar todas las enfermedades del alma. 18°. Asimismo, el colegial que llegue a notar algunas faltas en sus hermanos, tiene el deber de manifestarlas con suma caridad y verdad al P. Director aun sin ser pregun­ tado, especialmente si son notables. El que cometió la falta no debe dar lugar a que la sepa el Director antes de otro que de él mismo, como medio sumamente provechoso para vencer toda suerte de tentaciones. ★ *

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