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delicia ha llevado por otros caminos para continuar la gloriosa tradi­ ción misional de nuestra provincia como vicario apostólico, primero de la Guajira y actualmente de Valledupar, ha sido posible la presente edición. Con esto la trocha abierta por V. P. ha quedado asegurada contra el peligro de la dispersión de jichas y de notas. También para él mi más profunda gratitud y reconocimiento. Con los trabajos monográficos que tiene impresos y con los que tiene en preparación, quedará fijado un hito importante que orienlará a los futuros investigadores en la elaboración de una historia acabada ele la provincia, en donde las nuevas generaciones, anhelosas de grandes empresas, encontrarán ejemplos dignos de su entusiasmo e imitación, aun para los tiempos actuales, dentro de los moldes más auténticamente capuchinos. Es precisamente la razón de mi especial interés en la pre­ sente publicación. San Juan de Ribera, Padre y Fundador de esta provincia capuchina de la Sangre de Cristo, de quien V . P. se siente particularmente devoto, le alcance del Señor una copiosa bendición y la gracia de poder culmi­ nar otros muchos trabajos en que está empeñado. De todo corazón lo bendice su afectísimo en el P. S. Francisco. F r . A m b r o s i o d e V ín a l e s a M in. P rov., O . Ir. M. C ap. — VI —