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Aportación Literario-Artistica del Capuchino Ibérico tullido pero un buen escultor en madera; a él se deben la mayoría de los sagrarios de la provincia de Cataluña. Dámaso de Barcelona (+1668 ), “ escultor muy celebrado” , quien, por encargo de su provincial, esculpió un hermoso busto de san Ig­ nacio de Loyola en 1664. En cuanto a pintura o dibujo, cabe señalar el retrato del P. Arcángel de Alarcón, conocido sólo a través de los dos árboles genealógicos de la Orden, obras ma­ gistrales del siglo XVII realizadas por Carlos de Arenberg. Sin embargo, parece que Boverio no suministró al diligente compilador belga el material biográfico suficiente para la rea­ lización de este retrato. Más accesible es el hermoso retrato del mismo P. Alarcón, obra de Vidal de Alcira. 955. En la provincia de Valencia merece esculpirse con le­ tras de oro el nombre del ya mencionado fray Vidal de Alcira (+ 1654). Es autor de las dos meritísimas obras: Epilogus to- tius Ordinis Seraphici P.S. Francisci, Amberes 1626, donde se citan no menos de 900 frailes de la Orden, y Arbor Fratrum Minorum S. Francisci Capuccinorum, Valencia 1652, donde pueden admirarse 12 láminas. Asimismo es obligado citar los escultores Julián de Torrente (+ 1931) y Juan de Benisa (+ 1921). Muy célebre arquitecto fue Domingo de Petrés (+ 1811); Antonio de Benimasot (+ 1842), además de arqui­ tecto, era maestro estuquista. 956. En Castilla, dentro del campo arquitectónico, merece citarse a fray Diego de Madrid (+a. 1672), quien también cul­ tivó el arte escultórico. A él se debe la capilla de san Isidoro en la iglesia madrileña de san Andrés. También se dice en la nota necrológica que fue autor del sagrario existente en la iglesia de los capuchinos de Toledo. Fray Lucas de Guadala­ jara (+p . 1678) fue igualmente “muy hábil arquitecto” . BIBLIOGRAFIA ANDREU DE PALMA, Escriptors..., en Franciscalia, Barcelona 1928, 216, n. 45. 469

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