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Los Capuchinos en la Península Ibérica ruel (-1-1682), traductor de la vida novelada del P. Arcángel de Escocia (Valencia 1657); Mauro de Valencia (-1-1637), conoci­ do por el apodo de “ poeta” . 951. En Castilla sobresale Martín de Torrecilla (-1-1709), que es un escritor de estilo, hasta el punto que la Academia de la Lengua lo ha incluido en el Diccionario de Autoridades. Notable por su estilo atildado, como puede verse en su Apolo- gema, espejo, y excelencias de la Seráfica Religión de Menores Capuchinos... (firmada con el pseudónimo “ Fermín Rattaria- zi, profesor de buenas letras” ), Turín 1673. Su prólogo apolo­ gético comienza así: “Nadie que no sea craso ignorante, ignora (amigo Lector) que aunque el padecer ultrages en la persona es heroyca, quanto relebante virtud, pero permitir injurias de toda una Religión, o passar por la diminución de su crédito, sera ex se, id est todas las circunstancias seclusas, omission culpable en los hijos” . 952. En Andalucía descuella Francisco de Sevilla (+1715). Aunque su vida transcurre en las provincias de Cataluña, Va­ lencia y Castilla, lo asignamos a Andalucía por ser andaluz de nacimiento y por residir en Antequera, donde murió. Se dice de él que “ fue músico excelente... grande poeta y muy diestro pintor” . b) Arte 953. Los caminos del arte son tal vez más personales que los de la propia creación literaria y, dentro de la tradición ca­ puchina, todavía más llamativos. Pero la expresión artística de signo religioso llegó con un siglo de retraso respecto a la literatura, y comenzó por el arte del espacio, es decir, por la arquitectura. 954. En Cataluña surge la figura de Luis Blay de Barcelona (+1664), autor de varios conventos en Cataluña y en Andalu­ cía, donde residía desde 1641 por un canje de guerra y donde también murió. Francisco de Borgoña (+ 1636), sacerdote 468

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