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I. LITERATOS Y ARTISTAS CAPUCHINOS 940. La función de este último capítulo de la obra es la de recoger los datos disponibles, ofrecidos por publicaiones de toda índole, sobre la producción en el aspecto formal de la literatura, así como en el aspecto estético del arte. Está claro que también trataremos de incluir todo cuanto sobre el capuchino se ha producido en ambos campos, aunque sean elementos de arte menor. No extrañará que tardaran tanto en producirse creaciones literario-artísticas, si tenemos en cuenta el hecho de existir una prohibición formal durante la primera generación de capuchi­ nos por parte de la máxima autoridad legislativa, las Constitu­ ciones de Albacina. En el número 25 de las mismas se lee: “Ordenamos, además, que nadie pretenda establecer estudios literarios, sino más bien léanse sólo las Sagradas Escrituras y algunos devotos autores que nos enseñen a amar a Dios y a Cristo crucificado” . Tras el concilio de Trento, las nuevas Constituciones de 1575, que ya admiten expresamente los estudios de lógica y filosofía con introducción a la teología, nada dicen respecto a estudios propiamente literarios. Este silencio constituye, pues, un avance importante con relación a las de Albacina. A partir de entonces, las creaciones literarias tendrían luz verde en la medida en que se aproximen a la “ lectio devota” . Y así encuentran aceptación las poesías místicas del primer capuchi­ no literato español, el fundador Arcángel de Alarcón de Torde- sillas. Aun cuando escasa respecto al mayor volumen de pro­ 461

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