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Estudios y Actividades Científicas cada a puntos” , por espacio de 24 horas. Una vez terminada su exposición, debían responder a las objeciones de los con­ trincantes; si nadie de los presentes objetaba, debían hacerlo los definidores y exprovinciales, quienes formaban el tribu­ nal y debían votar secretamente, quedando ipso facto elegido el mejor calificado. Desde 1742 debían defender dos tesis: una de filosofía y otra de teología. 422. Hasta el siglo XIX, el profesorado estuvo siempre muy bien representado y muchos lectores pasaron de las aulas conventuales a otros puestos de responsabilidad y actuaron brillantemente, aun fuera de la Orden, en cargos de importan­ cia eclesial y social. Muchos lectores fueron calificadores del tribunal de la inquisición, consultores, examinadores sinodales, consejeros de príncipes y nobles, predicadores reales, etc. Pero, sobre todo, ganaron merecido renombre en el campo de la ciencia con sus obras y trabajos doctrinales. 423. Uno de los primeros problemas que se plantearon a los restauradores de la Orden en la Península a fines del siglo pasado fue, sin género de duda, el de preparar conveniente­ mente, desde el punto de vista cultural, a las nuevas generacio­ nes. Sin embargo, fuera por la fuerza de la tradición, o bien porque todavía no se había adoptado como norma general im­ puesta por la Iglesia en los ambientes eclesiásticos y seminarís- ticos, a los lectores no se les exigió desde el primer momento ni títulos académicos ni una preparación específica. Pero pron­ to algunos superiores se orientaron hacia este plan de las prue­ bas académicas, y destinaron algunos jóvenes a perfeccionar sus estudios en las universidades de Lovaina y Friburgo de Sui­ za. Desde la fundación del colegio internacional de San Loren­ zo de Brindis en Roma el año 1910, todas las provincias envia­ ron allí los futuros lectores para cursar en la Ciudad Eterna los cursos superiores y obtener los respectivos grados académicos en las ciencias eclesiásticas. Poco a poco, aleccionados por la experiencia e impulsados por las necesidades, los superiores ampliaron este plan de preparación específica a los profesores de humanidades y ciencias, destinándolos a los centros estata­ les nacionales y extranjeros. 231

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