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Los Capuchinos en la Península Ibérica tro, que solía ser el vicario del convento y tenía todas las atri­ buciones y deberes del maestro de novicios. Se ejercitaban en los varios oficios domésticos y salían por la limosna. 279. Al cabo de dos o tres años los que eran admitidos al estudio de la filosofía pasaban a formar la clase de estudiantes , cada grupo nuevo bajo la responsabilidad de su lector, aun en lo tocante a la formación espiritual, que continuaba aun des­ pués de recibido el orden sacerdotal, prácticamente hasta pa­ sados diez años desde la primera profesión; a fines del siglo XVIII la parte espiritual corría a cargo de un maestro, subordi­ nado al lector. Disponían los Ceremoniales: “ Su porte ha de ser en todo como nuevos, aunque sean sacerdotes, excepto el decir la culpa todos los días y hablar de rodillas, lo que harán solamente los que no tuvieren concedido el manto” . Sólo cuando habían superado felizmente los siete años de estudios y obtenida la patente ministerial, comenzaban a “gozar de to­ das las licencias y usos de los antiguos” . 280. La formación de los hermanos legos se consideraba prácticamente terminada pasados los tres años de profesión, durante los cuales seguían haciendo todo como los novicios. Solía ser muy rudimentaria aun en lo'referente a la vida reli­ giosa, entre otros*-motivos porque gran parte de ellos eran y continuaban siendo analfabetos. Todo se reducía a hacerles aprender de memoria las oraciones y salmos que debían reci­ tar en latín con la comunidad, la enumeración de los preceptos de la Regla según la clasificación tradicional, la manera de re­ citar su oficio de Padrenuestros, de asistir a la Misa, de reci­ bir los sacramentos y de practicar las devociones usuales. Du­ rante el noviciado y los tres años sucesivos acudían con los co­ ristas a las instrucciones espirituales del maestro. El ceremonial de cada provincia indicaba, minuciosamente a los hermanos encargados de las varias oficinas el modo cómo habían de de­ sempeñarlas, dejando bien poco margen a la iniciativa de cada cual. No parece se diera gran importancia a la preparación téc­ nica o profesional, fuera de la que el candidato traía al ingre­ sar. A pesar de ello hubo numerosos hermanos legos que des­ 168

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