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HISTORIA DE LOS CONVENTOS CAPUCHINOS quedando el convento en poder de los rojos que lo destrozaron en gran parte y quemaron las imágenes de la iglesia. En la década de los sesenta, siendo Provincial el P. Romualdo de Galdácano, se ampliaron las dependencias del Colegio con un nuevo dormitorio, una capilla y otras mejoras. Así mismo se compraron a los señores de Cámara los terrenos colindantes al colegio por la parte norte y oeste. El patio central del colegio, conocido siempre como el patio de las columnas, por su estado ruinoso, fue demolido y reconstruido entre 1973 y 1974. Hoy los dormitorios, comedor y cocina del antiguo Colegio Seráfico y otras dependencias, han sufrido una amplia y total remodelación para convertirlas en centro Fray Leopoldo, de acogida a jóvenes y niños, para convivencias vocacionales y de verano. La iglesia conventual es de una sola nave en forma de cruz latina. Tiene en el altar mayor un gran retablo con pinturas al óleo, destacan­ do el lienzo central con el triunfo de la Inmaculada Concepción ro­ deado de querubines y ángeles que portan símbolos marianos, y a sus pies la Porciúncula, teniendo a su derecha a san Francisco de Asís y al otro lado a san Buenaventura. El gran cuadro del altar central restaurado en los años 30 está flanqueado por cuadros de santos fran­ ciscanos y capuchinos y es atribuido por Agustín Clavijo García aJuan Ramírez de la Fuente y datado en 1658. En los años posteriores a la guerra civil de 1936 se fueron adquiriendo para la iglesia algunas imágenes en sustitución de las quemadas en la guerra: la Divina Pas­ tora, de Sebastián Santos; san Francisco, cedido por las clarisas; Bto. Diego, de Orce y el Cristo del Perdón. Después de la restauración en 1877, el convento de Antequera fue sede del constado. En 1902 se dedicó a Colegio Seráfico. En 1925 se construyó un nuevo y amplio Colegio Seráfico, siendo provincial el P. O

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