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CAPITULO XXXIII Perjuicios materiales durante la guerra. Después de hablar de la muerte de nuestros religiosos, veamos ahora qué sucedió con nuestros conventos. Los Padres de Pangasinán estuvieron a punto de perder las casas e iglesias durante el desembarco de los americanos en Lingayén, al cual precedió un cañoneo horroroso y bom– bardeo de muchos aeroplanos. Arrasaron gran parte de la ciudad de Lingayén y de Binmaley, incluyendo el Palacio del Obispo, la catedral y seminario, etc. Gran cantidad de granadas cayeron cerca de nuestras parroquias de Salasa, Bugallón y Aguilar 1 • Un cascote de bomba cayó en la iglesia de Salasa, una granada cayó en el presbiterio de la Iglesia de Aguilar, pero no llegó a explotar. Los daños fueron de consideración en puertas y ventanas al incendiarse el polvorín de los japone– ses situado junto a la iglesia. Bugallón no sufrió nada. Los Padres de Aguilar, P. Al- l. El P. Jacinto, aprovechando una pausa en el bombardeo, fue a buscar al P. Pedro y Fr Santiago para llevarlos al refugio, y los en– contró en la iglesia rezando delante del Santísimo. 346

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