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CAPITULO X r903 proyecto de Peña-Francia. La opinión de no tundar residencias, sin cura de almas, era cada vez más fuerte; y esa opin:ón iba generalizándose, cada día más, entre los PP. de la misión. Eso había dicho el P. Morentin al Arzobispo de Manila. En ese mismo sentido parece que había hablado a su íntimo amigo el P. Barlín, Administrador Apostólico de Nueva-Cáceres. Y el ilustre sacerdote bicolano, convencido por completo, determinó llevar a la práctica un proyecto un tanto atrevido: dar a los Capuchinos el célebre santuario de Peña-Francia, parroquia de gran importancia, por ser cen– tro de peregrinación de infinidad de pueblos y santuario de mucha fama. Este proyecto lo tenía en la mayor reserva; con todo llegó a enterarse el P. Sabater, quien con fecha 26 de agosto de 1903 escribió al P. Morentin: "Acaban de darme la noti– cia de que por Nueva Cáceres se da por seguro que el P. Bar– lín les llamará a Vds., para que se hagan cargo del célebre Santuario de Nuestra Sra. de Peña-Francia, de gran vene– ración por todo el país bicol. "Mucho me alegraré que así sea, y desde ahora les doy 101

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