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58 P. GULINA rías y en 1933 se abría al público el Hospital Católico de Pingliang. Las Misioneras Capuchinas Terciarias de la Sda. Familia prestaban servicios de enfermeras y despa– chaban las recetas. Incalculables fueron los beneficios de todo orden que el Hospital acarreó a la Misión durante el tiempo que funcionó. El Dr. Lucas Mei sabía practicar hábilmente con la medicina el apostolado: su trato exquisitamente chino ganó para la Misión la benevolencia de las primeras per– sonalidades de la ciudad, antes indiferentes y aun hosti– les a los católicos. El año 1936, la crisis económica provocada en la Pre– fectura por los Comunistas y continuada por la guerra civil española, volvió imposible el sostenimiento del Hospital. El Dr. Mei fué despedido temporalmente, y el fla– mante Hospital Católico descendía a su anterior categoría de humilde dispensario . .. ¿Hasta cuándo? ... Los católi– cos generosos y amantes de las Misiones tienen la palabra.

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