BCCAP000000000000138ELEC

V La vocación de su hermana.-Prote.sión solemne.-Ante los chiSpazos de 1935.-Deseos de martirio y alientos ~ su «monjita:. . Fray Saturnino fué, después de la profesión s!mple, trasladado al convento de Madrid, según queda dicho, y dedicado a trabajos de imprenta; pero tal vez los gases que respiraba le hicieron algún daño al pecho, y por eso le enviaron a descansar por poco tiempo al de El Pardo; lueg.o continuó otra vez en Madrid. Aquí le visita– ron sus padres y hermanos, la mayor de las cuales, hoy religiosa de las Hijas de la Cruz, con residencia en s anturce, nos ha pro– porcionado también algunos datos importantes sobre el influjo de su hermano, cmártir» en el proceso de la vocación de ella misma. «Mi hermano era--escribe-un modelo de hermanos : cariñoso y bueno para con todos nosotros. Respecto a mi vocación religiosa, él fué quien me alentó para decidirme a seguir a Nuestro Señor, pues aunque le oía bastante claramente, no tenía valor para pedir el permiso y dejar a mis amados padres y hermanos. En Madrid, acom– pañada de mís padres y hermanos, me dejaron intencionadamente a solas con él, para que habla~e de mis cosas, que no eran otras, ni me preocupaba nada, sino la idea de entregarme enteramente a El; salí de la entrevista muy animada y más decidida que antes. Cuando tuvo que salir temperalmente del convento para hacer el servicio militar también se veía conmigo en Bilbao, para ayudarme con sus sanos consejos. En sus cartas a mi familia siempre me echaba alguna indirecta que a mi me hacía más bien que un sermón : lo oía como si me lo dijera el mismo Dios Nuestro Señor. Finalmente, el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada y cumpleaños de mi madre que– rida, les escribió una tarjeta a mis padres, diciéndoles lo que Slgue: «Si un rey de la tierra os pidiera por esposa a una de vuestras hijas, ¿verdad que estaríais satisfechos y le aceptaríais su oferta? Y si no un rey terreno, mas el Rey de Reyes os pide a Conchi por su esposa, ¿no es verdad que se la ofrecéis gustosos?>... Mis padres. con emo– ción intensa, me dieron su permiso, y el 24 de enero de 1933 ingre– saba en Ustáritz en la Congregación de las Hijas de la Cruz a que tengo la dicha de pertenecer, g.racias, sin duda, a las oraciones y santos consejos de mi hermano. El año 1935, él profesaba solemne– mente y yo hacia mis votos primeros en Ustáritz. Y en 1940 profe– saba yo solemnemente, y mi hermano, en aquel mismo día, hacia 378

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz