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inmenso sacrificio en el altar santo del amor de Dios. (Bernarda F. Fontanil.) Los Superiores de la Orden le admitieron como aspirante o do– nado, mas encargándole durante una la11ga temporada el oficio de recadista de la comunidad. El convento de Capuchinos de Bilbao está enclavado en la zona de Basurto, bastante diStante, por tanto. del centro de la ciudad, al cual centro era necesario ir todos los días para llenar las necesidades temporales de religiosos y novi– cios. El joven Licinio tenía que ir diariamente a distintos puntos de la villa bilbaína para cumplir dichos menesteres, con un carrito tirado por un caballo. En Bilbao era muy conocido como recadista de los frailes . Iba cierto día, alegre como :>iempre, a cumplir con el deber, cuando uno de esos chuscos tan abundantes y atrevidos en las populosas urbes le endilgó la siguiente pregunta: «Oye, ¿qué te dan a ti por servir a los frailes?, El interrogado, que nada tenia de dormido ni perezoso y que no necesitaba pensar mucho las cosas para responder adecuadamente, contestó: «Treinta días al mes y las noches libres.» Con semejante agudeza cerró eficazmente los labios del ineducado holgazán. (Padre Emilio de Madrid.) Como es de suponer, ansiaba nuestro joven consagrarse más ín– timamente, con una dedicación total, al servicio divino por medio de la profesión religiosa; anhelaba, por consiguiente, iniciar el año de noviciado, dejando el distraído oficio de recadista. Los Superiores dieron con agrado cumplimiento a sus deseos, enviándole al con– vento de Montehano, casa entonces de noviciado, en donde el 8 de marzo del año 1914, cumplidos los treinta años, vistió el hábito reli– gioso, iniciando de este modo el año de probación y de mutua expe– riencia. En la ceremonia dejó el nombre de Licinio Fontanil Medina y tomó el de fray Primitivo de Villamizar. (Ada de toma de hábito.) Su comportamiento durante el año de formación espiritual inte– gral debió ser muy recomendable y ejemplar, dando el novel novicio pruebas inequívocas de buen espíritu y de capacidad para abrazar la austera vida religiosa seráfico-capuchina, ya que en la triple votación habida, transcurridos cuatro, ocho y diez meses de la vida conventual extricta, le fueron favorables todos los votos de los re– ligiosos testigos diarios de su proceder. En consecuencia, se unió al Señor y a la Orden Capuchina por medio de la profesión religiosa temporal el 9 de marzo del año 1915. La profesión solemne tuvo lugar en el convento de El Pardo el 18 de mayo del año 1920. (Estadisticr,t oficial de la Provincia.) 328

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