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Comunidad en la triple votación, se unión al Señor mediante la pro– fesión temporal, efectuada el día 18 de diciembre de 1906. (Acta de profesión.) . Persuadido el novel profeso de la necesidad de la ciencia para dedicar~e al ministerio de la salvación de las almas, con fervor con– tinuó los estudios humanísticos, y cursó los filosóficos y teológicos, hasta el afio de 1916, obteniendo siempre muy apreciables califica– ciones, como lo demuestran las actas d-e exámenes que tengo a la vista. Su profesión solemne tuvo lugar el dia 25 de diciembre de 1909. El 29 de mayo de 1915 fué ungido con la dignidad del sacer– docio. «Puedo asegurar que fué siempre modelo de relig.iosos y de estu– diantes. Observante de la Regla y de las Constituciones, amante de las glor.ias de la Orden, amable y complaciente con todos. Puede de– cirse de él que jamás tuvo enemigos, y que fué muy querido y respe– tado de todos. Humilde y sencillo en su trato, obediente con los su– periores, asiduo al coro para los actos comunes, lo mismo de dia que de noche, y fervoroso en la oración. Tal era, en síntesis su conducta durante el cortstado. Como estudiante fué aprovechadisimo. De clara inteligencia y pronta comprensión, supo preparar sus lecciones dia– rias con facilidad asombrosa. Con todo no fué nada orgulloso, ni hizt:t jamás ostentación de sus conocimientos y de su saber ante los con– discípulos, antes bien, aquello le parecía a él como cosa natural y de ningún valor. Este su modo de proceder patentizaba a las claras S\I virtud más que ordinaria.$ (Padre Alberto de Azpeitía.) II A los ministerios apostólicos.-Vida ejemplar y celo pZau– Sible.- A las misiones de América.-Vicario y sucesiva– mente Guardián de Santander. Terminada la carrera eclesiástica fué destinado el siervo de Dios como predicador al convento de Montehano, en donde ejerció asiduamente el santo apostolado desde el púlpito y en el confesona– rio, especialmente en las misiones populares que dirigió en no pocos pueblos de la provincia de Santander y en otras partes del norte y del centro de la Península. Más tarde fué trasladado el padre Santibáñez a otros conventos, donde trabajó con el mismo celo que lo había hecho en el convento de Montehano, siempre pronto y dispuesto para cumplir las: órde– nes de los Superiores al encargarle la ejecución de los ministerios 156

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