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Antes de ser nombrado Superior el siervo de Dios y durante el desempeño de los cargos mencionados, continuó con el mismo fervor y entusiasmo el ejercicio de la predicación en sermones sueltos, en novenas y -especialmente en misiones populares, que constituían su verdadero ambiente, sobre todo cuando las multitudes rodeaban la cátedra sagrada. El padre Manila <<fué bueno y fervoroso religioso. con una vocación resuelta y a toda prueba. Tuvo buenas cualidades para el púlpito y predicaba con mucho fervor y entusiasmo.» (Padre Pacifico de Mellanzos.) · También se destacaba en él el celo por la salvación de las almas. anunciando la palabra de Dios con mucha unción y fervor.» «Su predicación estaba llena de unción y ardor apostólico.» (Padre Cán– dido de Viñayo.) En vida del s~ervo de Dios predicaron los padres Capuchinos una. gran misión en la ciudad de los Guzmanes, siendo uno de los pre– dicadores el padre Manila. De él dice uno de los asistentes, que entonces era seminarista, lo siguiente: «En relación con el padre Manila recuerdo que era fervorosísimo en sus predicaciones, pues: en aquella misión de León... no se me olvida la impresión que pro– dujo en el Seminario el fervor con que hablaba el padre Manila. Todos los seminarista.<:¡ estábamos afectados por el fervor del padre,. y la plática que nos dedicó dejó recuerdos imperecederos.» V Sencíllez y pobreza serát~ca.-Mortiticado y recogido.– Caritativo con el prójimo.-Observante de lfLS leyes re– ligiosas.-El Corazón de Jesús y la Sagrada Familia, sus amores predilectos.-Donativo al Papa.-Una carta. El padre José María de Manila fué de familia muy acomodada~ Su padre fué -el último alcalde español de la ciudad de Manila. Sin embargo, fué el siervo de Dios de trato agradable y sumamente sen– cillo y extremadamente amante de la pobreza seráfica en su per– sona. «A pesar de ser de familia distinguida, amaba en gran manera la pobreza seráftca-escribe uno de sus Superiores-, y pobre era en todas sus cosas. Al proveer el padre guardián de traje seglar a los religiosos, él no quiso hacerse uno a la medida, pues grueso como era, no le vallan los hechos a confección, y se contentó con uno usado de un sencillo portero.>> (Padre Cándido de Viñayo.) En el convento se procuraba los hábitos ya usados, llevaba sandalias muy pobres, toscas, viejas y llenas de clavos por todas partes. - 143'

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