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nobles y santos des~os de consagración? Escucha la respuesta, aten– to lector. «Sé, por habérselo oído a mi padre, que tenía una decidida voca– ción, con unas ansias ·extraordinarias, de ingresar en la Orden, probada por la oposición que hallaba en su familia, que por haber puesto grandes -esperanzas en ·sus magníficas condieiones, consi– deraba con cr:!terio mundano que st se hacía religioso malograba todas esas esperanzas.» (Inés G. Torreblanca.) Está de consiguiente fuera de duda que la cerrada contrariedad para realizar los acariciados proy-ectos sobrenaturales la encontraba en sus deudos más próximos. que en modo alguno querían que se hiciese religioso, y mucho menos Capuchino. Por eso, afligido su espíritu, insiste en la oración ante el Señ.or y pide, especialmente a personas ·consagradas, que le ayuden con sus plegarias a realizar los planes de la divina Providencia. Una carta de una prima suya, reli– .giosa, revela la piedad del afl.i.gido joven, le consuela y le alienta para que no desfallezca ante la contracUcción con que viene pro– bada su vocación. «Cuánto me confundes, primo mío-escribe la humilde religio– 'Sa-, viéndote tan fervoroso, y yo tan miserable y fria, a pesar de ·estar más obligada que tú; pero después me consuelo y digo: Señor, ya que no te amo como debía, que supla mi amado primo por mí. .. Aplícate a estudiar, porque, aunque seas relig,i.oso, te puede servir mucho luego para la predicación y ordenarte más pronto ... Adiós, hijo mío; que el Señor te dé fortaleza para luchar con tantos ene– migos de tu vocación religiosa, como así se lo pido al Señor, y lo mismo tía y demás religiosas. Tú confía mucho en el amantísimo Corazón de Jesús, que las verdaderas vocaciones con esas pruebas tan crueles se radican más y más. Lo que tienes que hacer es no acobardarte, que el Señor nunca está más cerca de nosotros que en la tribulac.tón; y si suya es tu vocación, El te dará los medios para cumplirla, aunque sean necesarios milagros.» (Sor Jacinta del C. de Jesús.) Los ejercicios practicados el año de 1904, último de su perma– nencia en el siglo, fueron decisivos para realizar la vocación reli– giosa. Los hace el 27 de ag.osto y siguientes días de 1904 en la Casa de San Vicente de Paúl, de Chamberí, de Madrid. En la meditación segunda del primer dia de santo retiro escribe: «Voces· amorosas de .Jesus. Hijo mío, ese cuerpo y esa alma que te he dado, ya que hasta ahora no han hecho otra cosa que ofenderme, quiero que, de hoy en adelante sean para mí, entrando tú en religión.-Punto segundo. Hijo mío, te he creado para servirme y amarme y después gozarme en el cielo. Pero quiero, hijo mío, que me sirvas, no de un modo 138

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