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tu gracia, nunca te abandonaré. Concédeme que llegue pronto ese dia.-Resolución: Hago la resolución de seguir, ayudado de la divina gracia, las inspiraciones divinas que me llaman a vida más perfecta. Mortificación: Ayuno en este dia y media hora de cilicio.-Jacuza– toria: ¡Oh Jesús de mi alma! , concededme la gracia de ser puro en pensamientos, palabras y obras. ¡Oh Madre mía Maria! Vos que fuisteis conceb.tda sin pecado original, concededme la gracia de que yo os imite en esa virtud tan hermosa. ¡Oh San José bendito!, pedid a Jesús y a Maria que me obtengan esa virtud tan subl:me.-Máxi– ma: Hijo mío, después de haber meditado las grandes ventajas que encierra la virtud de la castidad, ¿qué he de decirte sino que quiero que seas puro en pensamientos, palabras y obras? Y ¿dónde mejor que en la religtón puedes conservarla? Pues siendo religioso haces voto de ella. Sé, pues, hijo mío, fiel a la gracia de tu vocación. ¡Oh Jesús mío! Asi me propongo hacerlo ayudado de vuestra gracia divina.:. In Nostalgia del czaust:ro.-Noviciado y protesión.-Tras– lado a cataluña.- Sacerdote del Señor.-Bendición del Papa San Pío X.-Predicador popular. Sólidamente piadoso el joven Orozco, manifestaba bten a las claras ser inadaptable al pesado cUma del mundo, debiendo necesa– riamente ser trasplantado al jardín seráfico para el feliz desarrollo de su tallo, convirtiéndose en delicada flor aromática, para más tarde dar frutos de vida sobrenatural y de santtdad. Así lo paten– tizan las devotisímas notas consignadas durante los seis años que en la vida secular practicó los santos ejercicios. En ellas gime como ave aprisionada en dorada jaula, como tortolilla fuera del nido de sus amores, como el prisionero ausente de su hogar, como deste– rrado lejos de su patria. Unas veces hace hablar a Jesucristo, que le pregunta si le será inftel negándose a seguir la divina llamada, contestando angustiosamente el devoto estudiante que antes morir que traicionar el celestial designio sobre su porvenir. Otras, en fo– goso monólogo, protesta ante el Señor que a su santo servicio se consagrará cueste lo que costare, imitando al Apóstol Pedro cuando dijo al sapientísimo Maestro: «¿Adónde iremos, Señor, si Tú ttenes palabras de vida eterna?» Pero, ¿y por qué causa no puede el siervo de Dios realizar sus 137

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