BCCAP000000000000138ELEC

R-eal Convento, los cargos de profesor, especialmente de violín, y de -director de la revista El Mensajero Seráfico. Por cierto, que durante su actuación al frente de la revista se introdujeron importantes me– joras en la Imprenta con que se tiraba, como fué, entre otras, la adquisición de una moderna linotipia. VII Secretario y definidor Provtncial.-Prototipo de humiZ– dad.-Fervoroso y caritativo.-Presencia de Dios.-Di– rector de la EsclavitUd y Vicario del convento de Jesús. Prudente consejero de sus hermanos Existe en la Orden un cargo solamente honorífico, al parecer. Sin embargo, es en ciertas ocasiones de grave responsabilidad, por– que de él, en parte, depende la elección de los Superiores Mayores. Dicho cargo es el de Custodio General primero y segundo. El primero es vocal en la elección de los Superiores Generales; y tanto el pri– mero como el segundo, lo es en la elección de Superiores Provincia– les. Pues bien, el padre Fernando de Santiago, desempeñando la Se– cretaria en la Curia General, y más tarde convaleciente en El Pardo, fué siempre eleg!do Custodio, generalmente primero, .'esde -el año 1910 hasta el 1922. (Tablas Capitulares.) En el Capítulo Provincial celebrado en Bilbao el 22 de julio y días después del afio 1922, fué el siervo de Dios nombrado Secretario -Provincial y ele-gido tercer Definidor o Consejero Provincial, cargos que desempeñó poco menos que ·sin interrupción hasta el afio 1936, en que fué martiiizado. (Tablas CCllpitulares.) Caminaba cierto día el padre Fernando con otro religioso desde El Pardo hacia Madrid, y en la Puerta de Hierro se encontraron con tlos señores vestidos de sacerdotes, el mayor de los cuales preguntó: -¿De dónde son estos capuchinos? -Somos de El Pardo. Y nosotros, ¿a quienes tenemos el gusto de saludar?-pregunta el padre Fernando. -Al Obispo de Cartagena y a un Hermano Coadjutor. -¡Ah, al e'lCcelentisimo señor don Vicente Salgado! -¿Qué es del padre Fernando de Santiago? ¿Dónde reside y có- mo se encuentra?-responde el prelado. Sonríe el otro religioso, y ruborizado baja la cabeza el padre Fernando, más cuando afiadió el religioso: -Señor Obispo, el padre Fernando es éste. El señor Obispo descubrió en el siervo de Dios el aire de humildad

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz