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ANUARIO MJSJONAL 213 Los protestantes y su labor misional Verdaderamente sorprende y maravilla encontrar a estos misio– neros protestantes en estas apartadas regiones de la China, tan po– bres, desmanteladas y abandonadas: mas no hay motivo para tales sorpresas, cuando sabemos, que un pingüe salario les recompensa generosamente de las múltiples privaciones que pueden soportar en el aislamiento de su tierra natal y de su patria. Cuatro son los Pastores Protestantes y una P.istora propia– mente dicha, los q'!e se encargan de la propaganda protestante en nuestra Prefectura de Pingliang; pero a decir verdad, su trabajo es nulo, y jamás se dedican a la labor del apostolado, pues el Pastor de Pingliang, jamás salió a visitar a sus prosélitos de otros pueblos, y de quienes está encargado de cuidar por pertenecer a su distrito. Toda su labor se reduce a poner un catequista bastante bien retri– b.iído, y como a estos tampoco hay quien les vigile, les basta con cobrar a t iempo su salario, que lo demás poco les interesa. El Pastor Protestante de Píngliang, venido desde Escocia (y de e,,;ta nación son todos los Pastores del Kansu) llevaba más de 50 años, y a la muerte del escocés vino a encargarse de la direc– ción un hijo, nacido en Pingliang, y que el pasado año de 1!:131 , mu– rió trágicamente asesinado. Como gente adinerad~ han construido muchos caminos, y como pertenecientes a Ja famosa sociedad •COMISION DEL HAMBRE> de ella reciben grandes refuerzos y continuas remesas de dinero, y con estas aportaciones construyeron el pasado año puentes y ca– rreteras para autos: y como la gente ve esta actividad, y que ellos pagan a los obreros, creen que del bolsillo del Pastor protestante salen esas cantidades para beneficio del kansuano. A pesar de todo esto, y de tener en Pingliang una magnífica Iglesia y de llevar tantos años, los frutos recogidos no aparecen por ninguna parte. Si hemos de hacercaso a un periodiquito, que pu– blican en Pingliang, lleno de mentiras las más de las veces, 270 so11 los pretestantes, que había en Píngliang, en los mismos días en que se publica este anuario. Por razones pecuniarias el Pastor Protes– tante era muy conocido y estimado en Pingliang, donde el misione– ro católico pasa desapercibido: pero hoy día, y poco a poco Jos. nuestros van siendo más conocidos y más populares. La vida del Pastor Protestante rodeada de un lujo fastuoso y de cuantas comodidades les es permitido gustar, rodeado de su fa– milia no puede menos de restar energías a su celo, si es que~ tiene.

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