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SUGERENCIAS EN TORNO AL SONETO «NO ME MUEVE, MI DIOS» 301 poema, cántico lírico a la Divinidad. Los primeros escritores cris­ tianos llamaban ‘teólogo' = OeóÀoycx: a los que escribían « OeoXoyía », himnos, cánticos, poemas líricos a la Divinidad de Cristo, bajo el impulso del Espíritu 6. Siglos después escribirá Boccaccio: «La poesía procede de las profundidades de Dios y a pocos es concedida. Subli­ mes son los frutos de ese ardor» 7. Nuestro Melchor Cano afirma, como si se tratara de un «lugar teológico» más, que «la poessía es ilustre porque viene de Dios», y que «el origen de los versos hay que buscarlo en Dios». Y cita en su apoyo este verso de Homero: «Es bello oír a un poeta cuando su voz se asemeja a la de Dios» (Homero dice a la de un numen) 8. La poesía en su esencia es invariable. Sus accidentes, su estruc­ tura y ropaje externos y sus aderezos estéticos están sujetos a la variabilidad y caducidad de los tiempos, no menos que al capricho inspirativo de sus cultivadores. Pero repito que su esencia y su halo vivencial son permanentes e inmutables. No se piense que es pura gratuidad ditiràmbica aplicar a la poesía esos calificativos de peren­ nidad e invariabilidad. Ella, en efecto, según nos lo revela la eti­ mología de su nombre, «poiesis», de «poieo», hacer o crear, significa creación, y por evolución semántica, creación de belleza por medio de la palabra artística, que es en lo que consiste la verdadera esen­ cia de la poesía. Con razón, pues, pudo escribir Paul Claudel: «El objeto de la poesía no es, como se dice frecuentemente, los sueños, las ilusiones o las ideas. Es esta santa realidad, dada de una vez, en el centro de la cual nos hallamos colocados. El universo de las cosas visibles, al cual la fe añade el de las invisibles»9. El hombre, por concesión del Creador, también crea, aunque no de la misma manera —de la nada— . El hombre crea, sobre todo, precisamente por medio de su verbo, por medio, especialmente, de su palabra poética. Tiene razón E. R. Curtius cuando escribe: «Sólo en la palabra habla el espíritu el lenguaje que le es propio. Sólo en la palabra poética logra plenamente su libertad (de crear) más allá 6 Ver textos en G. W. H. L ampe , A Patristic Greek Lexikon, Clarendon, Oxford 1961 : QeoXoyëu), OeoXoyLa , 6e6Xoyo ( , pp. 626-628. 7 Genealogia XIV, p. 699. 8 Odisea I, p. 369. 9 Paul C laudel , Positions et propositions, vol. I, p. 34.

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