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222 SATURNINO ARA dido la capacidad de saber aceptar la propuesta ajena como punto de partida que ayude la propia visión, ampliándola de horizontes en base y gracia a las ofertas de distinta visión y reflexión. Las reflexiones que ofrezco ahora y que podrán ser publicadas en dos distintos momentos, presentan una breve introducción titula­ da «El testimonio como norma de vida», exposición de ciertos asertos frente a la problemática que suscita la regulación de la vida o nor­ mativa para el hoy, concretamente sobre el sentido de la Regla y Constituciones, normativa o legislación de la vida consagrada, donde se describe el carisma o identidad del creyente comprometido con el seguimiento de Cristo en la postmodernidad. Hago seguir los asertos que allí se exponen, más bien a modo de conocimiento y valoración que de fijación de principios, de un primer punto o apartado con unas consideraciones, en primer lugar, en torno a la obligación jurídica y a la facultad de interpretación de la ley, en general, y, luego, de las normas concretas contenidas en la Regla franciscana y, en particular, en las Constituciones de los Hermanos Menores Capuchinos, en las Ordenaciones y en la demás normativa, llámese Estatutos particulares provinciales, viceprovincia­ les..., reglamentos, etc. En en segundo punto o apartado presento una serie de pistas en torno a la valoración espiritual-práctico-realista que sitúo en los diver­ sos temas que corresponden a los distintos capítulos de las Constitu­ ciones, a saber: Capítulo I: La vida de los Hermanos Menores Capu­ chinos, ley fundamental o programación de vida. Capítulo II: Las vocaciones a la vida capuchina y sus formas. Capítulo III: La vida de oración de los Hermanos o experiencia de Dios en nuestro tiempo. Capítulo IV: La vida de pobreza, la posesión y la administración de los bienes. Capítulo V: El trabajo en el hoy de nuestra sociedad. Capí­ tulo VI: La vida de fraternidad, entendida como capacidad de mante­ ner unas maduras relaciones interpersonales, consecuencia de las justa valoración de las personas. Capítulo VII: La vida de penitencia, el pro­ ceso de conversión y las exigencias de austeridad. Capítulo VIII: Las estructuras del régimen o gobierno de la fraternidad. Capítulo IX: La vida apostólica de los Hermanos, la nueva evangelización. Capítu­ lo X: Nuestra vida de obediencia. Capítulo XI. Nuestra vida de casti­ dad; y Capítulo XII: La tarea evangelizadora misional o difusión del Evangelio y la práctica de la fe.

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