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P. S IX T O MARIA DE PESQUERA, O. F. M . CAP. 1 3 3 pinado cerro de Corcovado, en cuya cima se levanta la estatua del Sagrado Corazón. En fin , que los Padres Misioneros no olvidaremos jamás las múltiples atenciones de quienes estaban animados de los ideales que nosotros: extender el reino de Cristo, y guardaremos imborrable recuerdo de eterna gratitud para la Confederación de Religiosos de Brasil. El viaje desde Brasil a Bolivia lo hicim os en avión. El día 25 de mayo salimos del aeropuerto de R io Janeiro y el día 26, a m e­ dio día, llegamos a Santa Cruz, la primera ciudad de Bolivia que encontrábam os en nuestro viaje. Allí nos estaban esperando y salu­ damos al Padre Provincial de los Jesuítas con varios de sus súbditos y representaciones de todas las Comunidades religiosas de la ciudad : Franciscanos, sacerdotes de Marynoil, etc. Todos se habían citado en el aeropuerto para ofrecer la bienvenida a la expedición de M i­ sioneros que llegaba a Bolivia. Y todos nos presentaron sus «jeeps- para llevarnos al núcleo de la población . Y leimos con agrado el le ­ trero escrito en letras destacadas y en español, com o lengua oficial, sobre el muro del ed ificio del aeropuerto: Bienvenidos sean a esta ciudad de Santa Cruz. Era la primera ciudad de la nación en que preferentemente h a ­ bía de desarrollarse nuestro apostolado, pero, no debía com enzar aquí nuestra actuación. Por eso, una visita rápida, en plan turístico, a los monumentos h istóricos y lugares más destacados y pintorescos de la ciudad y región —de paisaje maravillpso: un pequeño edén— ; luego, la com ida que los Padres Franciscanos y Jesuítas nos habían preparado y, seguido, a las tres de la tarde de ese m ismo día, otro ascenso al avión, ya de compañ ía diversa, el Lloyd Aereo Boliviano, para dirigirnos a Cochabamba, final de nuestro largo viaje, resi­ dencia de aclimatación para nuestra primera estancia en América y campo de in iciación de las operaciones apostólicas que, muy en breve, iban a comenzar. PANORAMICA DE NUESTRO CAMPO DE OPERACIONES Bolivia de hoy fué conocida, hasta el primer cuarto del pasado siglo, con el nombre Alto Perú, y abarcaba las provincias montañosas del virreinato del R ío de la Plata. En 1825, erigida por la Asamblea de Chuquisaca en república independiente, toma el nombre de Bo­ livia, en hon or de su fundador, el general Simón Bolívar. Y está constituida en Nación soberana e independiente y con un régimen de gobierno unitario, dem ocrático y representativo. Su capital fué, desde mucho tiempo atrás, Sucre, y lo es aún ahora, pero sólo por