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14? LA C O N Q U ISTA DE UN «M U N D O M E J O R » de fen sa del bien , se an a lizó su temple ofen sivo y defensivo, su o r­ g an ización y com b inación de mandos y un idades, con objeto de es­ tab lece r u n fren te ún ico de combate. Y se destacó, como elemento decisivo y s in el que el triu n fo no lle g a ría jam á s a a lcan zarse , la im p o rta n c ia y e fica c ia de la oración. P le g a ria que no pod ía quedar c irc u n s c rita a los conventos e ig le sias, n i h a b ía de lim ita rse su e je r­ cicio a la s alm a s que en ellos m o ran con sag radas a D ios, n i a sólo los fie le s que a llí acuden con fre c u e n c ia ; antes e ra nece sario am p lia r su rad io de a cción a l in te rio r m ismo de los hogares con el rezo en fam ilia , a los ho sp ita le s y san a to rio s m edian te la o fre n d a y re sig ­ n a c ió n del do lo r en los que su fren . L a in o cen c ia a n g e lic a l de los n iño s, la lu c h a h e ró ica de ju ven tud e s sanas e id e a lista s, el vigo r c ris tia n o del hombre en la p le n itu d de su v iv ir y la n o sta lg ia del an c ian o ya sólo y sem iab an d o n ad o ...; todo se te n ía que su b lim a r en e fic a c ia y en orden a lo g ra r del cielo la conve rsión de los e x ­ tra viado s y m e jo ram ien to de los que y a e ra n buenos. O ración en p a rtic u la r y en común, en el templo y fu e ra de él. Y p a ra esto la au to rid ad e cle siá stica dispuso que se im p rim ie se y, en m iles y m iles de h o jita s, se repa rtie se a todas la s gentes, esta sú p lic a que, en p ú ­ b lico y a l fin a l de todas la s M isas, el m ismo celeb ran te te n ía que re z a r: « Señor nuestro Jesucristo, que no quieres la m uerte del impío sino que se convierta de su mal proceder y viva ; y que has ven ido a este mundo a salvar lo que había p erd ido; hum ildem en te te p e ­ dimos que bendigas las M isiones que se han de celebrar en esta ciu­ dad de Cochabamba, y hables Tú, por boca de los M isioneros a las almas, a fin de que los justos se justifiquen más y los pecadores vuelvan a tu aprisco, para que se fo rm e un solo rebaño y un solo Pastor. Am én ». E sta e ra la p le g a ria que in in te rrum p id am e n te b ro ­ taba de todos los labios. Y a la m ism a m a rc h a y en fo rm a p a ra le la , con la o ra ción te n ía que ir la acción apostólica. E l rezo sólo no s a lv a ; son tam b ién n e ­ ce sa ria s las obras. L a a leg ría y el encan to de los n iño s en la calle y en los colegios, el ím pe tu y a rro jo de la ju v e n tu d en liceos y t a ­ lle re s, en fáb ric a s e in stitu to s, la fue rza y o rg an ización de la s aso­ ciacione s p iadosas y ram a s de la A cción C a tó lica , de todo se dispuso y todo se metió en juego p a ra p rom over ta n noble causa. N inguno debía sen tirse in a c tiv o ; se dem andaba la cooperación de todos, y todos se p o rta ro n m a ravillo sam en te , lo m ismo en el repa rto de c a r ­ teles p a ra los e scaparate s de los comercios que en la fija c ió n de in ten sa p ropaganda m u ra l; en la d ifu sió n a voleo de cen tena res y m illa re s de o c ta v illa s p a ra las m u ltitud e s que en las in v ita c io n e s personales que e ra forzoso lle v a r y meter casa po r casa, y cen tro por centro. Y con in fa tig a b le p roselitism o , se co locaron g rande s p a n

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