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— 39 — favorablemente acogido por la Iglesia. Esta devoción que consiste en exponer y visitar al Santísimo Sacramento ó á Jesús Sacramen- tado, en memoria de las cuarenta horas que estuvo en el sepúlero, había decaido un tanto en España á pesar de haber sido la nación donde se propagó con mas rapidez. Nuestro beato Diego tomó por su cuenta el reanimarla donde ya existía, y extenderla donde no era conocida ó practicada. Con sus fervorosos sermones, con sus súplicas, con sus instancias á los Sres. Obispos, Gobernadores y Ayunta- mientos, introdujo y estableció sobre bases sólidas el devotísimo ejercicio de las Cuarenta Horas en Cádiz, Jerez, Puerto de Santa María, Ecija, Carmona, Málaga y todo su Obispado. Los pueblos que no contaban con suficientes recursos para mantener este piado- so y santo ejercicio, establecían entre sí un riguroso turno para dar á Jesucristo un culto perpétuo. El tierno corazón del beato Diego no se contentó con estos tra- bajos para excitar la devoción de los fieles al Santísimo Sacramen- to. Con el objeto de extenderla más y dejarla sólidamente estable- cida, se dirigió al Sumo Pontífice Pío VI, suplicándole favoreciera el devoto ejercicio de las ( juarenta Horas con algunas gracias espe- ciales, como en efecto así lo hizo por un Breve. Interesóse también con el Excmo. é Ilmo. Sr. Cardenal Delgado para que suplicara á la Santa Sede concediera á los jornaleros que vuelven: de su tra- bajo por la noche, y de consiguiente reservado ya el Santísimo Sa- cramento, la gracia de poder ganar las indulgencias del Jubileo vi- sitando y orando un rato en la iglesia en que por turno estuviese, ó á su puerta si estuviese cerrada. Ni aun así quedó satisfecha su piedad. Habiendo sabido que en Madrid se había establecido con muy particular fervor la Herman- dad llamada de Luz y Vela, que consiste en que dos hermanos es- tén arrodillados con cirios encendidos ante $. D. Magestad, desde que se expone hasta que se reserva el Santísimo Sacramento, rele- vándose cada media hora, Hermandad erigida por un Breve de $. S. Pio VI en 1788, expedido á petición del Rey Cárlos ITT, su- plicó encarecidamente al Excmo. Sr. D. Alonso Marcos de Lianes, Arzobispo de Sevilla, que la estableciera igualmente en la capital del Arzobispado, asociándola á la de la Corte. No fueron frustrados sus piadosos deseos, y no solamente tuyo el consuelo de ver esta- blecida en Sevilla la Hermandad de Luz y Vela, sino que también logró fundarla en Cádiz.

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