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=D ticrnísima y profundísima devoción con que veneraba el misterio de la Sma. Trinidad, y esta devoción tan grande y extraordinaria, se acredita por el celo verdaderamente apostólico con que predicaba y defendía tan sublime misterio, y el fervor incomparable con que trabajaba para propagar entre los fieles la devoción á la Santísi- ma Trinidad. En efecto, desde sus primeros años fué sumamente devoto dé tan augusto y soberano misterio. Dentro de una bolsita colgada en el pecho traía una imagen de la Santísima Trinidad, y tenía otra colocada en el altarcito que él había compuesto en su casa para satisfacer su devoción. Cuando rezaba el santo Rosario se in- clinaba profundamente y con mucha modestia y piedad al decir el gloria Patri, et Filio et Spiritui Sancto. Impulsados por estos mis- mos sentimientos de fé y veneración hácia la Santísima Trinidad se alistó en Ronda á la cofradía consagrada al culto divino bajo tan eleyado y sublime misterio, vistió el escapulario de la misma, y lo conservó toda su vida aun siendo capuchino Esta tierna y grande devoción al augusto misterio de la Santí- sima Trinidad, se desarrolló en su corazón á medida que se despe- jaba su inteligencia por el curso de la edad y el estudio de la sa- grada teología. Ya se ha dicho que su piedad y su fervor cobra- ron nuevo vigor cuando principió á estudiar el tratado de Dios Uno y Trino, y que entonces se sintió vivamente inflamado con las llamas del más puro amor, y nacieron en su corazón los más ardientes y grandes deseos de ver pronto en el cielo los incompa- rables misterios que él creía y estudiaba sobre la tierra. Desde entonces desplegó un verdadero y prodigioso celo.en la defensa del augusto misterio, y en la propagación de su culto. La existencia de Dios, su eternidad, su omnipotencia, su infinita sabi- duría, misericordia, bondad y demás atributos comunes y absolu- tos son verdades que la misma razón natural enseña, son conoci- mientos á que el hombre se eleva fácilmente por los principios de la recta razón y por las maravillas que le ofrece el universo, de modo que son inexcusables aquellos que no conocen que Dios exis- te, que es eterno, todopoderoso, bueno, sabio y justo; que rige y go- bierna todas las cosas; que todo lo ha creado y Conserva, y que premia y castiga según las obras de cada cual. Pero el culto de la Santísima Trinidad no es e] culto que se da á Dios en cuanto es

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