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a la novedad de oir hablar Latin. 4 quien no sabia leer, soltó la risa sin poder contencrse 5 pero no turbando-» se por efto Serafin, predicó de las rc» ciprocas finezas de el Divino Verbo con los hombres, con tanta alteza dé palabras , tanta profundidad de dis- cursos, y tales alientos de su espiritu, que el Predicador, que se havia rei. do al principio, espantado , clamó diciendo; Verdaderamente, que Dios ha sido quien ha hablado por la boca de efte: Hombre ! Con efto quedaron los Religiosos con tal concepto de la sabiduria de éfte Santo Lego ; qué llegaban a el con las dudas de la Es- criprura Sacra, para que las explanas s£ , lo qual hacia con admiracion de los mas inteligentes. En otra ocasion, morando en el Convento de Asculi, le mando el Superior, que subiessc al Pulpito del Refedtorio, y le predicase a la Comunidad alli junta en tiempo de recreaciones. Sealegraronlos Re- 6 ligio.