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86 ········-..._.M~.1?!'?.1:~i:~ ......................................... y en especial loado por el hermano sol, que alumbra y abre el día, y es bello en su esplendor, y lleva por los cielos noticia de su Autor:' Una vez terminada la Santa Misa, desayunamos todos juntos, fraternalmente y con sana alegría, llena de sencillez y cordialidad; ahora ya nos podíamos despedir los unos de los otros y..., ¡hasta pronto! Partimos rápido a nuestra estación misional de Santa Rosa o Kishashamo, a orillas del río que lleva este mismo nombre. Con nosotros venía Gregario Vayanki, que era de los yukpas que asistieron al primer encuentro pacífico con los barí, él era alumno interno en el Tukuko y para allá regresaba. Iba alegre y contento porque enseguida iba a saludar a sus amigos, los barí del bohío de San Francisco. Estuvimos un rato allí, descansando, repartiendo los regalos que llevábamos... Nos recibieron con cariño y nos atendieron de la mejor manera posible. Aún estábamos a veinte kilómetros de nuestra próxima estación y era posible que nos cayera un aguacero por el camino; por eso nos apuramos en marchar. Llegamos bien a Santa Rosa. Nos bañamos en el río, comimos y rezamos el rosario. Fue una noche tranquila, acompañada con el ruido que hacia el río Santa Rosa, que quedaba pegado a la casa. Buena necesidad teníamos de descansar, por la caminata, la garrapata, los raspones en piernas y brazos y las picaduras de los piris y zancudos. Pero todos éramos jóvenes y estábamos acostumbrados a esto. Pasé la noche en un solo sueño. Cosa que desde hace algunos años no me ha vuelto a suceder. Pero... ¡paciencia! Amanece el último día de nuestra expedición. Apenas amanece tenemos la Santa Misa, desayunamos y, rápidamente salimos para el Tukuko. Tenemos intención de quedarnos algunas horas en la estación misional de Ntra. Sra. del Camino. Allí descansamos. En estas horas me viene a la memoria las veces que, en compañía de los internos, visité esta estación misional, las siembras que hicimos y la tristeza cuando empujaron a los barí hacia el sur quitándoles la tierra donde estaba su bohío. ¿Cuándo les devolverán lo que, durante siglos, fue suyo y que les quitaron tan violenta e injustamente? Rezamos con mucho fervor