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81 Fray Emiliano de Cantalapiedra _.:-······· ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••• de las obligaciones de siempre: hacer la comida, limpieza de la casa, cuidado de los animales... Pero no había más remedio: nuestra meta era terminar la casa de las hermanas y el internado de las niñas para el mes de septiembre, para el comienzo del año escolar. Cuando todo iba de lo mejor, ya había acarreado toda la arena y el granzón suficiente, y traído casi todo el material elaborado en Guana, para los nuevos edificios, me vino el superior con la orden de trasladarme a Casigua el Cubo. Esta parroquia era del vicariato y quedaba al extremo sur del mismo. Era un campo petrolero y quedaba muy distante de las otras residencias que teníamos. No tenia comunicación por vía terrestre. Para ir allí se podía ir por el lago, lo cual demoraba varios días, o por avión, había un vuelo diario que iba a Santa Bárbara del Zulia. Por este último medio fui allá el día 15 de mayo de 1960, día de San Isidro Labrador. DESTINADO A CASIGUA Yya estoy en Casigua con el P. Dionisio de Barajores, que era párroco y superior allí. En esta casa tuve que hacer muchas cosas que eran urgentes. Como pintarla y adecentarla toda, pues por causas diversas nunca se había pintado toda, ni nunca, desde la construcción, se había limpiado bien. De esa manera nunca estuvo en las condiciones en que suelen estar nuestras casas. Pero poco costaba hacer una cosa y otra, con el buen ayudante que me acompañaba en aquella ocasión: mis treinta y cinco años. Con él iba uno de mejor en mejor, haciendo trabajos duros y difíciles, porque había juventud y ganas de hacerlos. Con los tres meses que estuve en esta casa todo quedó trasformado, a pesar de que hice también los trabajos domésticos: sacristía, cocina, recados, etc. en realidad, aquí, el trabajo del hermano era distinto al de Guarero. Hice mis viajes a Tibú (Colombia) por diligencias personales o de la parroquia. Siempre llegaba a la casa parroquial atendida por los padres dominicos. Ellos, hasta nuestra venida, atendían la parroquia de Casigua desde esa residencia. Todos los domingos acompañaba al padre en las

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