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64 •••••••• \. M~.1:1:C?.~~q~ . ........................................ Estos misionero seglares fueron de gran ayuda para la Misión. Con esta inapreciable ayuda cambió no poco, para mí y el internado, la actividad. Cesáreo Barrios, el primero en llegar, estaba pendiente de todo y en todas partes. Por ejemplo, él hacía el acarreo de las cosas: leña, yuca, plátano..., cuando hacia falta se encargaba del cuidado de los niños internos, etc Las idas y venidas a la Virgen del Camino menudearon cada vez más. Los internos iban de muy buena gana. Todos rezábamos a la Virgen María por el futuro de los barí. Cantábamos, cuando íbamos de camino, sencillas letrillas compuestas por nosotros, infantiles y pequeñas, pero muy sentidas; como una que decía: "La Virgen María llegó a la Misión, los niños le piden que salve al motilón. Ave, ave, ave Maria..:' De esa manera los niños del internado vivían, como todos los de la Misión, en la tensión de lograr el contacto, tan urgente y necesario, con los indígenas barí. Pero no todo eran cánticos y visitas a la casa, también ayudábamos a los barí: les dejábamos ropa, comida, machetes, pailas, sal... ¡Con qué alegría cargaban los internos la carga para los barí! A partir del tercer viaje empezamos a llevar plantas para sembrarlas en la estación misional de la Virgen del Camino. Llevamos madera de yuca, hijos de guineo y plátanos, semilla de ocumo, etc. De esa manera cuando los barí pernoctaran por allí, encontrarían comida. La idea era que ellos percibieran quiénes les dejaban regalos y quiénes sembraron los cultivos para su beneficio_; una manera de acercarnos a ellos. Dentro de la casa, en las paredes, colocamos bastantes fotografías de la Misión, de los padres, de las hermanas, de los internos... No cabe duda de que este sitio, la estación misional de la Virgen del Camino, tan misionero y mariano, fue obra de la Buena Madre que manifestaba su ayuda bendita haciendo ella y haciéndonos hacer a nosotros, los misioneros.

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