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56 •••••••• \ .M~.1!!?.r.~q~ ....................................... .. La portería era mi tercera oficina que también daba bastante trabajo, y estaba bastante retirada de la cocina y de la sacristía. Así que no veía sino problemas y dificultades en este primer día, pero como estaba joven y sano, gracias Dios, echaba para adelante, y manos a la obra. Así un día y otro, con constancia y tesón me iba abriendo camino. Lo peor era la cocina, me era imposible cocinar con aquel cacharro viejo de gas que no hacía más que incendiarse y ensuciar con el humo todo lo que había allí: mesas, platos, armarios, etc.; mientras uno estaba allí las cosas no eran tan graves. Si bajaba a la portería o iba a la sacristía, cuando volvía: ya estaba incendiada y todo hecho una calamidad, ¡Daba pena verlo! Después de dos meses con esa brega, se consiguió una semi nueva, de las de bombona, bastante grande. Entonces sí se solucionó el problema que tanto me preocupaba y tantas molestias y trabajos daba a cada momento. A los pocos días de haber llegado empiezo a limpiar y ordenar el patio, pues tenía mucha chatarra y muy grande, y la basura era mucha y de varias clases. Hice dos apartados, pero todo bien recogido, para que se viera todo bien limpio y bien puesto. Tuve que valerme de la carretilla y varias herramientas. Terminado esto, empecé a buscar un camión para sacar todo del patio, y botarlo lejos del pueblo, pues había muchos escombros de obras de albañilería y mucha basura que siempre hay, y mucho más si hay matas y árboles, como aquí las había. Tardé en conseguir el camión y mientras tanto, iba haciendo otras cosas urgentes y que llevaban mucho tiempo, aparte de los trabajos de todos los días, que eran muchos y estaba yo sólo para hacerlos, pero yo tenía solamente treinta y un años y no es lo mismo esos años que aproximarse a los setenta, como me pasa ahora. Por fin llegó el camión con su buen chofer, Fr. Marcos. Él conducía y yo cargaba el camión. Él estaba algo enfermo y no podía ayudarme a cargar, pero ya me prestaba una gran ayuda y un favor muy grande sacando los escombros y la basura. Trabajamos unas siete horas y el trabajo nos rindió porque era un volteo. Entre viaje y viaje del camión, aquella mañana, hice la comida, atendí la portería y otras cosas que
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